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¿ESTAMOS PREPARADOS…… O MÁS BIEN, AÚN NO NOS LO ACABAMOS DE CREER?

Posted in Uncategorized with tags , , , , , on 11/06/2016 by Armando López Golart

descarga (1)En el relato bíblico, está perfectamente reflejado el regreso de Jesucristo a la tierra para, después de una “limpia” selectiva (Mat. 24:40-41), establecer lo que conocemos como el reino de Dios en la tierra, eso es, una restauración del ser humano a la perfección de la que gozaron nuestros primeros padres (Adán y Eva) y con ello, la posibilidad de este de vivir eternamente en un mundo convertido en un paraíso…… y este es, en esencia, el mensaje contenido en las Escrituras.

Lo que ocurre es que la Biblia es un libro con muchos siglos de antigüedad, pues se empezó a escribir en el año 1.657 a.E.C. y se terminó en el año 98 E.C. con la tercera de las cartas del apóstol Juan y de lo que hace casi dos milenios, por lo que es considerado como un libro “antiguo y desfasado” para el mundo actual; súmenle a ello, el hecho que desde la muerte del último apóstol en el siglo I en adelante no ha habido movimiento alguno en cuanto a ella, eso es, que ya no se ha levantado a ningún muerto, no se ha devuelto la vista a ningún ciego, ni ha aparecido profeta alguno y hablamos de profetas, profetas y no de esos “iluminados” actuales, sino que más bien al contrario, dicho libro (de hecho es un conjunto de pequeños libritos) fue perseguido por siglos, quemado y con él aquellos que lo leían por la Iglesia Católica, precisamente aquella que se reconoce a sí misma como descendiente directa de las enseñanzas de Jesús y heredera de la labor de los primeros apóstoles de este…… ¡y que ya tiene narices el asunto! Es cierto, por otra parte, que a finales del siglo XVIII, inicios del XIX, hubo un importante resurgir alrededor de la Biblia con la aparición de numerosos grupos religiosos que se apoyaron en esta para establecer con el tiempo diferentes iglesias, como la Iglesia Adventista, la de los Testigos de Jehová; la de los Mormones y otras muchísimas más, que volvieron a colocar dicho libro de nuevo en el candelero y movimiento que vino a ser llamado por algunos como el “reavivamiento de la iglesia”…… pero resultando en todo caso y ello no dudando en absoluto de la buena intención en las personas implicadas en dicho proceso, que fuera “peor el remedio que la enfermedad”.

Porque lo que hicieron esas organizaciones religiosas de nuevo cuño, con sus distintas interpretaciones y partiendo todas de un mismo contenido, fue confundir al “personal” transmitiendo de forma subliminal la idea de que la Biblia era un libro controvertido, difícil de entender y por lo que su comprensión estaba solo al alcance de unos pocos “elegidos” (obviamente los líderes de las distintas organizaciones religiosas y que a sí mismos se reconocen como “ungidos”, eso es, el equivalente a Hijos de Dios y con la autoridad moral que ello da para que sean respetadas sus enseñanzas), convirtiéndose por tanto los tales en los “únicos” que podían enseñarla a sus respectivas greyes…… y así hasta el día de hoy, en donde se hace realidad aquel dicho tan español en el sentido que “de aquellos polvos, vienen estos lodos”. Porque resulta que a día de hoy la llamada “cristiandad” está subdividida en más de 30.000 denominaciones distintas y pasándose por tanto las tales por el forro de los pantalones, lo dicho por Pablo en 1 Cor. 1:10 y que para más inri, cada una de ellas afirma, indefectiblemente, ser la única religión “verdadera” con respecto de las demás y la única por tanto, que acerca a uno al Dios Todopoderoso. Pero dicho esto, volvamos al inicio de este artículo y recuperemos ese propósito final reflejado en las Escrituras, eso es, la instauración del reino de Dios en la tierra y que si bien es cierto que hace casi 2.000 años que el tal nos fue anunciado (Luc. 4:43) y sin que hasta el momento haya ocurrido nada, solo la lógica nos indica que en algún momento en la corriente del tiempo se tendrá que producir dicho acontecimiento…… y si ello es así y así es ¿por qué no en estos días?

Y cuando en este blog hablamos de “estos días”, siempre según el planteamiento hacíamos en nuestro escrito del 07/05/16, estamos haciendo referencia a la inmediatez con la que esperamos suceda algo y que no estaría más allá de finales de este mes de Junio o, en su defecto y estirando mucho la cosa, no más allá de la franja que va entre el mes de Julio y Agosto y, repetimos, estirando mucho la cosa…… a menos eso sí, que nosotros estemos totalmente equivocados en nuestros cálculos y posibilidad que tampoco habría que descartar. De ahí, eso es, de ese pálpito que nos embarga, la doble pregunta que se fórmula en el titular de este escrito en el sentido de si estamos “preparados” para la llegada de dicho momento o sí más bien al contrario, no contemplamos la posibilidad real de una inmediata ocurrencia de tan esperado cumplimiento y ello debido probablemente a la duda de si no estamos aún “preparados” para afrontar dicha situación; por lo tanto, vamos a intentar despejar ambas incógnitas, empezando con el tema de estar “preparados” para hacer algo en nuestro propio beneficio, pues veamos a lo que nos tendremos que enfrentar.

Hemos explicado en numerosas ocasiones en este blog, que actualmente todo se circunscribe al inicio de la llamada “70 semana” de Dan. 9:27 y recordemos que estamos hablando de una semana de años, la cual se divide en dos mitades: una primera mitad, eso es, tres años y medio (Rev. 11:3), en la que se llevara a cabo la gran predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y, los restantes tres años y medio, que se dedicarán a lo que en las Escrituras se identifica como la “gran tribulación” (Rev. 7:14) y para destrucción de aquellos que no hayan aceptado las condiciones ofertadas durante ese tiempo de predicación y según se sobreentiende de 2 Tes. 1:6-9:

Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, 7 pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles 8 en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen (porque no han querido) a Dios y sobre los que no obedecen (al contrario, las han rechazado) las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. 9 Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza.” (Acotaciones nuestras).

Ello de entrada ya significa que habrá habido aquellos que sí las han aceptado y por lo que son bendecidos “con alivio”, lo que plantea la siguiente cuestión: si unos son castigados con “destrucción eterna” por no conocer a Dios y por no obedecer las buenas nuevas del reino de Dios ¿quiénes son esos que por hacer lógicamente lo contrario, es solo razonable que sean bendecidos con lo contrario a la destrucción eterna y que solo puede ser, la vida eterna? Ello nos lleva a una ilustración o parábola usada por el Hijo de Dios, referida a los tiempos finales y que conocemos como la de “las ovejas y las cabras” (Mat. 25;36-41); en ella se nos enseña que esas personas de condición de “oveja”, eso es, receptivas y obedientes, son premiadas con la vida eterna…… pero que para demostrar ser merecedoras de dicha condición, han tenido que hacer algo y que tiene que ver con el colaborar en dar adelanto a lo obra asignada a unos venideros enviados de Dios al modo de los apóstoles y a los que el “rey” de la parábola (Jesucristo), identifica como a “sus hermanos más pequeños” (por ser los últimos en aparecer a escena) y de los que se nos habla en Rev. 11:3:

Y haré que mis dos testigos (en todo caso, estaríamos hablando un pequeño resto “ungido” por aparecer) profeticen mil doscientos sesenta días vestidos de saco.” (Acotación nuestra).

Profetizar que tiene que ver directamente con la predicación anunciada por Jesús en Mat. 24:14 y en la que tendrán que involucrarse sí o sí, todos aquellos que deseen entrar como súbditos en el reino de Dios, al menos según se deduce de la parábola mencionada…… y aquí es en donde entra la cuestión de si estamos “preparados” para participar en dicha predicación, que nos llevará a hacer cosas insospechadas para un ser humano normal y que la inmensa mayoría de aquellos que esperamos en las promesas divinas, resulta que no lo estamos ¡vamos, al menos los dos autores de este blog desde luego que no lo estamos, pues nunca nos hemos visto en semejante “fregao”! Ahora bien ¿tiene que ser esto una circunstancia disuasoria para retraernos de hacer aquello que espera Jehová que hagamos, todos aquellos que confiamos en Él? Obviamente no, si de verdad confiamos en nuestro Creador y en la veracidad de las palabras que figuran en la imagen que encabeza este escrito en el sentido que Dios no elige a los preparados, sino que prepara a aquellos a los que elige y que es algo muy distinto…… pero por raro que les parezca eso a tanto “intelectual de las Escrituras” suelto por ahí, esto es lo que se nos muestra en las Escrituras.

De hecho, en la Biblia se nos relatan experiencias de personas que no se creían capacitadas para llevar a cabo la misión encomendada por el Altísimo, pero que sí lo hicieron: tenemos el ejemplo de Jeremías que cuando Jehová Dios le comisionó, este y que no tenía nada clara la cosa, se excusó alegando que debido a su juventud, no estaba preparado para ello (Jer 1:6). Sin embargo, al comparar esta observación con el denuedo y la firmeza que Jeremías demostró a lo largo de su ministerio profético, se puede deducir que esas cualidades excepcionales no eran inherentes, sino el resultado de la fortaleza que uno adquiere cuando pone su plena confianza en Jehová; tenemos también el caso de Moisés (Éxo. 4:10-17) y en el que Jehová Dios de una forma u otra complementó las carencias de este, al colocarle a su lado a su hermano Aarón. Y qué decir del caso de los apóstoles cuando fueron enviados a predicar y aunque tenían un ejemplo en la labor llevada a cabo por su maestro Jesús, el salir solos a predicar era totalmente nuevo para ellos y tuvieron que ser muy valientes para aceptar la comisión que el Hijo de Dios les encomendó, pues recordemos la advertencia que éste en su momento les dio a aquellos a los que enviaba:

Vayan. ¡Miren! Los envío como a corderos en medio de lobos.” (Luc. 10:3).

Lo que no nos augura a nosotros una tarea fácil en los tiempos que corremos, pues solo hay que ver como está “el percal” en nuestros días; sin embargo, nos anima el saber que todos aquellos que fueron enviados por Jehová Dios y confiaron plenamente en Él, cumplieron perfectamente con su cometido, pues se les preparó convenientemente para ello y ejemplificándolo en el caso de estos últimos: se les dijo qué decir y se les dotó de poder necesario para llevar adelante su comisión:

Al ir, prediquen, diciendo: “El reino de los cielos se ha acercado”. 8 Curen enfermos, levanten muertos, limpien leprosos, expulsen demonios. Recibieron gratis; den gratis.” (Mat. 10:7).

Y todos esos a los que se dio semejante autoridad, regresaron exultantes diciendo lo siguiente:

Entonces los setenta volvieron con gozo y dijeron: “Señor, hasta los demonios quedan sujetos a nosotros por el uso de tu nombre.” (Luc.10:17).

Luego “tranquillité” que diría un buen “gabacho”, porque todos seremos preparados y dotados adecuadamente para cumplir con nuestra comisión…… ya otro cantar y pasando a la segunda cuestión planteada, es si realmente nos creemos de verdad que el momento ha llegado ya y lo tenemos a unos pocos días vista, tal como hemos apuntado al inicio de este escrito. Porque no es menos cierto y volviendo a las actuales denominaciones religiosas, que estas han creado una especie de permafrost entre la capacidad de creencia del creyentes y la Biblia, generando gran confusión entre estos, bien unas ni hablando de ese esperado momento y otras (como los TJ) que de cuando en cuando y por aquello de “hacer caja”, se sacan una fecha de la chistera para dicha ocurrencia y sin que nunca se hayan cumplido sus vaticinios, lo que lleva a la gente a no creerse ya nada de nada…… eso es, que tanto ¡Qué viene el lobo! ¡Que viene el lobo! y sin que este aparezca nunca, que al final se acaba dudando ya hasta de la misma existencia del lobo. Pero en todo caso, el problema no está en que Jehová Dios se retrase en el cumplimiento de sus promesas, sino en que los hombres somos reacios a medir las cosas desde la perspectiva divina:

Sin embargo, no vayan a dejar que este hecho en particular se les escape, amados, que un día es para con Jehová como mil años y mil años como un día. 9 Jehová no es lento respecto a su promesa, como algunas personas consideran la lentitud, sino que es paciente para con ustedes porque no desea que ninguno sea destruido; más bien, desea que todos alcancen el arrepentimiento.” (2 Pedro 3:8-9).

Eso es, que nuestro Creador mide el tiempo de manera totalmente distinta a como lo hacemos los finitos seres humanos y ello, con la loable intención de que muchas más personas alcancen el arrepentimiento y lo que genera una pregunta…… ¿nos beneficia ello a los que le somos fieles, o más bien nos perjudica? Y siendo que probablemente habrá opiniones para todos los gustos, los autores de este blog creemos sinceramente que nos beneficia y mucho, pues esa paciencia divina nos permite poderle demostrar constantemente a nuestro Creador nuestra fidelidad, aún en las circunstancias más adversas…… lo que significa que estamos “acumulando” méritos para ser ayudados en el momento oportuno; aunque como hemos señalado, puede que haya opiniones distintas.

Pero volviendo a lo que nos ocupa, eso es, si nos creemos lo de la inmediata cercanía del momento que estamos esperando, ya en fecha 20/02/15 publicamos un artículo titulado “El inicio del fin…… ¿para este verano de 2.015?” y en el que nos pronunciábamos con mucha cautela acerca de si ello pudiera ser así,; y en el bien entendido que con la expresión “inicio” a lo que señalábamos era al comienzo de la “70 semana” de Dan. 9:27. Pero nuestra duda estaba en que la última de las lunas rojas mencionadas en Luc. 21:25 era esperada para el día 28/09/15, eso es ya vencido el verano de dicho año (finalizó el día 23 de dicho mes de Septiembre) y por lo que “poniéndonos la venda antes de que nos pegaran la pedrada”, apuntábamos como una posibilidad más, el verano del presente año 2.016 y en dónde estarán ya cumplidas todas las señales dadas en las Escrituras que sirven de pista para marcar el momento de la pronta liberación del ser humano de todas sus penalidades (Luc. 21:28)…… siempre y cuando se cumpla la última y decisiva: la aparición del personaje “anticristo” con lo que se da el pistoletazo de salida de la citada “semana 70” y que es la última señal de un conjunto de ellas que aún queda por cumplir, aunque parece que la cosa está al caer y como explicábamos en nuestro escrito del 10/03/16.

Recordemos que la aparición de esos “hermanos más pequeños” de Jesús (Mat. 25:40; 45), es coincidente en el tiempo con la del personaje mencionado y a los que habrá que ayudar en su comisión, para adquirir la posibilidad de vivir eternamente (Mat. 25:46) en una tierra renovada y de condiciones paradisíacas. Porque esto es lo que será puesto en juego en un cortísimo espacio de tiempo y que empieza a contar a partir del momento en que estas palabras sean publicadas…… a menos eso sí, que nosotros estemos radicalmente equivocados y que siéndoles sinceros, no lo creemos; pero aún siendo cierto que pudiéramos estar equivocados en cuanto a la inmediatez de dicha ocurrencia, no es menos cierto que no nos equivocaríamos de mucho, dado que las profecías que apuntan al regreso de Jesucristo está prácticamente todas cumplidas (Luc. 21:28). Por otra parte, si hasta el momento parece que no nos hemos equivocado en ninguna de las cosas que hemos publicado y siempre, al decir de nuestros lectores…… ¿por qué nos tendríamos que equivocar ahora en esto?

Tengamos en cuenta que según las Escrituras, solo se pueden entender estas si nuestro Creador se lo permite a uno (Luc. 10:21)…… y según algunos de nuestros más asiduos lectores, en este blog estamos “tocados” por el dedo de Dios en el sentido de que sí se nos permite el hacerlo; por lo que si ello fuera realmente así (no descartemos la posibilidad contraria), no se entendería que en este caso no se nos permitiera el hacerlo, cuando resulta que nos movemos en la misma línea de siempre. Pero es que además y como ya les hemos avanzado al inicio de este escrito, tenemos a nuestro favor el hecho incontestable de que en algún momento tiene que cumplirse lo que nos ha sido prometido…… recordemos al respecto, las palabras de Jesús en Luc. 21:33:

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras de ningún modo pasarán.”

Por lo tanto…… ¿por qué no ahora?

MABEL

LOS DOS GRUPOS O CLASES.

Posted in Uncategorized with tags , , , , on 08/08/2010 by Armando López Golart

Como es conocido por la inmensa mayoría de personas interesadas en temas bíblicos, los Testigos de Jehová se distinguen de otras organizaciones religiosas (entre otras cosas), por su particular entendimiento acerca del pasaje de Rev. 7:4 y 9 y en el que dividen a los cristianos en dos grupos: uno de reducido tamaño (144.000) y que tiene que gobernar, desde el cielo y durante el reinado milenario de Cristo y otro grupo, compuesto de una gran muchedumbre, incontable (verso 9) y que residiendo en la Tierra, se beneficiará de las bondades de dicho gobierno. En eso a grandes rasgos, consiste esta enseñanza fundamental. Pero hay que decir también, que el 99.99% de los “entendidos” en la materia y que nosotros hayamos podido leer en Internet, están totalmente en contra. Tanto en lo que hace referencia al número de gobernantes (afirman que es un número simbólico), como en la división de los cristianos en dos grupos. Y señalemos que en esta ocasión, solo pasaremos a analizar la existencia o no, de dos grupos o clases como tales y no la literalidad o simbología del numerito en cuestión. Y para ello, en lugar de sofisticados conocimientos teológicos o diplomaturas sobre disciplinas varias en el tema, que no poseemos, usaremos nuestros conocidos recursos y que tienen que ver con la lógica, el sentido común, la capacidad de razonar y por supuesto, el saber leer correctamente.

Esta oposición a tal doctrina de los TJ, por parte de esos “expertos” en la interpretación bíblica, se apoya fundamentalmente en dos ideas: la primera, que cuando uno se bautiza en el nombre de Jesucristo y mediante inmersión, automáticamente, recibe el Espíritu Santo de adopción como Hijo de Dios y que lo lleva a gobernar con Cristo, por lo tanto, no hay lugar para esa división de la que hablan los TJ. Y otra, en la interpretación que hacen de Juan 5:28-29 y en la que según ellos, se nos habla de una primera resurrección para vida y otra, una segunda, al cabo de mil años para condenación o destrucción eterna. Claro, si tenemos en cuenta que los que participan de esa primera resurrección y según Rev. 20:6, gobernarán con Cristo durante esos mil años, pues blanco y en botella: todos los cristianos son Hijos de Dios y han de gobernar con Cristo en el milenio y en consecuencia, tampoco eso apoya la idea de una división en dos grupos. Y a nosotros, que dichas dos enseñanzas nos parecen un disparate como la copa de un pino y sin ningún tipo de apoyo bíblico (algo hemos publicado al respecto y no nos ha sido rebatido), no vamos sin embargo, a discutirlas en este momento. Nos limitaremos tan solo a formular una pregunta: ¿qué ocurriría, si realmente y contrario a lo que opinan esa inmensa mayoría de “expertos”, sí existieran dos grupos o clases? Pues ocurriría, que esas dos creencias básicas citadas y en las que se apoyan para negar tal posibilidad, quedarían probadas falsas de toda falsedad y todos esos “expertos” quedarían señalados como “falsos maestros” (2 Ped. 2:1). Por lo tanto, a eso vamos a dedicar este estudio: a intentar demostrar que efectivamente, hay dos grupos diferentes, ya a partir del momento de iniciarse el milenio y no solo uno, como de forma incomprensible y contra toda lógica, se nos quiere hacer creer.

Nosotros de entrada, negamos a esos señores “entendidos” en las Escrituras, la mayor: la idea de los dos grupos, no nace de los TJ, sino que se da en la Biblia. Lo único que ellos hacen sencillamente, es señalar el lugar donde en las Escrituras se hace tal afirmación. Porque quién nos habla de dos grupos, es Rev. 7:4 por una parte, al mencionar un grupo concreto de 144.000 integrantes y el versículo 9 del mismo capítulo, que nos habla de una “grande muchedumbre”, en este caso incontable y que consecuentemente, para nada tiene que ver con el grupo del versículo 4. Porque poco importa en este momento, el hecho de que en este primer grupo cuantificado (144.000), dicho número sea real o en su caso, simbólico, como afirman esos “expertos”; la cuestión es que a efectos de relato bíblico, se hace una notable distinción con respecto del segundo grupo que, lejos de estar cuantificado, lo que se nos dice de él es “que ningún hombre podía contar” o sea, exactamente todo lo contrario. Luego el mismo pasaje, ya nos ayuda a establecer una clara diferencia entre ambos grupos de personas.

Luego afirmar, como hacen esos señores, que los dos grupos son un todo y lo mismo, nos parece que es no tener ni idea de lo que están leyendo. Sin embargo, argumentos con el fin de demostrar tal afirmación, evidentemente los hay, lo que ocurre es que cuando uno lee algunos de los títulos que dan origen a los mismos, se empieza a preguntar que puede salir de ahí y a juzgar por el enunciado de esos mismos títulos, porque desde luego, el colmo de la coherencia, no son; en fin, juzguen ustedes mismos:

La muchedumbre incalculable de 144.000, viene de la Gran Tribulación”, luego ¿si es incalculable, que tiene que ver con los 144.000, que es un número perfectamente delimitado y calculado? (Rev. 7:5-8). Pero veamos este otro:

¿Pueden ser los 144.000 de Apocalipsis 7 y 14, la misma grande muchedumbre? ¡Las evidencias muestran que sí!” y lo cual, nos plantea otra pregunta: ¿qué evidencias se pueden argumentar, para probar que un número ya contado de 144.000, pueda ser una gran muchedumbre “que ningún hombre podía contar”? O veamos este otro:

Los 144.000 sellados de Apocalipsis, son una grande muchedumbre” y que de nuevo, nos encontramos con lo mismo, pues si estamos hablando de un grupo de 144.000, luego indudablemente ya están contados, ¿cómo pueden ser entonces y a la vez, una gran muchedumbre que no se podía contar?

En fin, lean si lo desean esos artículos y ya nos explicarán. Nos permitimos señalar, que están publicados en uno de los blogs de referencia en la Red, en cuanto a temas bíblicos se refiere: Apologista.wordpress.com. Por cierto, hasta donde nosotros sabemos, dichos temas no han sido rebatidos por nadie (nosotros somos la honrosa excepción), luego habría que pensar que el resto de “entendidos” en temática bíblica estarán de acuerdo con la idea, ¿no es cierto? Sin embargo y a la luz del registro bíblico, como que la cosa no cuadra demasiado y más bien, huele a disparate.

Veamos otra razón de porque eso no puede ser así: mientras que los primeros reciben un sello que denota propiedad o pertenencia, los segundos no son sellados, lo cual no nos negarán, es una diferencia significativa, ya que lo que se nos muestra, es que hay un grupo de sellados y otro, que no lo son, luego, ¿son dos grupos, o no? Y ya sabemos que esto es de “Perogrullo”, pero esto es lo que nos dice el registro escrito, a menos claro está, que fuera un involuntario “olvido” del ángel que transmitió la revelación. Por otra parte, todos estamos de acuerdo en que ese primer grupo, sean una cantidad literal o simbólica y que pudiera en consecuencia, abarcar a más o menos personas, son los que van a gobernar con Cristo en el reino, en calidad de reyes y sacerdotes y que en el momento de su resurrección, ya reciben la inmortalidad (Rev. 20:6). Vean sin embargo y en agudo contraste con ese primer grupo, lo que se nos dice del segundo, o sea, de la “gran muchedumbre” del versículo 9:

Ya no tendrán hambre ni tendrán más sed, ni los batirá el sol ni ningún calor abrasador, 17 porque el Cordero, que está en medio del trono, los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Rev. 7:16-17).

Luego a todas luces, no podemos estar hablando de un mismo grupo, ya que leyendo atentamente dicho pasaje, vemos que este hace referencia a personas que necesitan y a diferencia de las primeras, ser “pastoreadas” y además, “guiadas” a unas determinadas fuentes de “aguas de vida”. Cosa que en absoluto necesitan, los co-gobernantes con Jesucristo, ya que como hemos visto en Rev. 20:6, resucitan a una condición de inmortalidad, por lo que no precisan de ser guiados a ninguna fuente de aguas de vida, porque ellos ya tienen vida en sí mismos y no dependen por lo tanto de una provisión externa. Luego obviamente, aquí estamos hablando de dos grupos, claramente diferenciados mal les pese a esos señores “entendidos”: unos que tienen inmortalidad, al igual que Jesucristo y otros que no la tienen y que necesitan ser ayudados para conseguir la vida eterna. ¿O no es eso lo que leemos? Luego solo es razonable pensar, que los primeros son los que tienen que gobernar con Cristo y los segundos, los que se benefician de las bondades de ese gobierno, o sea, los súbditos del mismo.

Cierto es, que la aplicación que hacen esos señores TJ de tal situación, es un disparate: ni ellos tienen el monopolio de los 144.000, ni estos gobiernan desde el cielo, ni los únicos que van a pasar al nuevo orden son “su gran muchedumbre” de más/menos siete millones de afiliados y lo que es más, ni siquiera la obra de predicación que están llevando a cabo, tiene nada que ver con la que se hace referencia en Mat. 24:14 y que aún no ha comenzado. Y que dudamos mucho, por razones que no vienen al caso, pero que están en la mente de todos, que el Altísimo escogiera a semejante colectivo (y nos referimos a su clase dirigente) para representarle aquí en la Tierra. Lo que sí está claro, es que en esencia tienen razón: son realmente dos grupos de personas perfectamente delimitados en las Escrituras, en donde uno y de reducido tamaño, según propias palabras de Jesús (Luc. 12:32), gobierna y otro que muchísimo más numeroso, es gobernado. Ya otra cosa es la interesada aplicación que de ello hacen y en la que, como hemos dejado claro, no estamos en absoluto de acuerdo. Dicho esto, veamos otras razones por la cuales se prueba que realmente hay dos grupos distintos, con dos opciones distintas. Veamos más pruebas de ello.

Leamos ahora unos pasajes que nos hablan de unas personas que fueron “escogidas”, por ejemplo: Rom. 8:33; 11:7; Col. 3:12; 2 Tim. 2:10; Tito 1:1; 1 Ped. 1:1 entre otros. En esos pasajes, se usan las expresiones “escogidos” o “elegidos”, según las distintas traducciones que usemos. Ahora bien, ¿qué significan esas expresiones? Según el diccionario de la RAE, la palabra “escoger” se define de la siguiente manera: “Tomar o elegir una o más cosas o personas entre otras.” Vemos entonces, que dicha palabra significa separar, en este caso a personas, unas de entre otras; ahora bien ¿quiénes son unas y quienes son las otras? Y no se sorprendan por la pregunta, porque tiene su sentido. Porque según entienden los comentaristas bíblicos citados y tal como les hemos comentado, el pasaje de Juan 5:28-29 y en una más que dudosa interpretación, nos habla de una primera resurrección para vida y una segunda al cabo de mil años (no olvidemos ese “pequeño” detalle), para destrucción eterna; pero de ser eso así, ¿tendría sentido en ese contexto, el uso de la palabra “escoger”? ¿O es que Jehová “escoge” a aquellos que quiere salvar, de entre aquellos que quiere destruir? No, si recordamos Hech. 10:34-35 y que nos muestra que en este caso Jehová, no escoge, sino que actúa en justa correspondencia, según el comportamiento de la persona en cuestión:

Ante aquello, Pedro abrió la boca y dijo: “Con certeza percibo que Dios no es parcial, 35 sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto.”

Ampliemos un poco más, averiguando por ejemplo, que nos dice dicho diccionario de la palabra “elegir”: “Escoger, preferir a alguien o algo para un fin.” O sea, que según el diccionario, vemos que en el cuadro ya entra la preferencia por unos con respecto a otros; pero planteémonos la misma cuestión del párrafo anterior: ¿sería razonable emplear el término “preferencia” por parte de Dios, entre personas aceptas y merecedoras de vida, con respecto de otras inicuas y por tanto, merecedoras de destrucción eterna? No demasiado según el argumento presentado en dicho párrafo, ya que lo razonable, más que tener una preferencia hacia la persona justa, lo razonable es hacer justicia y dar a cada uno lo que se merece y que es lo que hace Jehová, según el pasaje citado de Hech. 10:34-35, ¿no es cierto? Entonces lo que se deduce de todo ello, es que el sentido primario de ambas expresiones, tiene que ver con el de entre iguales, “escoger” o “elegir” a algunos para un fin determinado, o sea y para ajustarnos al tema, de entre seguidores de Jesucristo y amadores de Jehová, escoger o elegir a algunos de entre ellos, para un fin o comisión determinada, lo cual ya nos lleva inevitablemente a la formación de dos grupos: el de los elegidos y el de aquellos que no han sido elegidos, pero estando ambos grupos, compuestos por cristianos. Pero veamos un ejemplo del primer siglo y que corrobora esta idea y que tiene que ver con el “escoger” o “elegir”, en este caso, a los apóstoles:

En el transcurso de aquellos días él salió a la montaña a orar y pasó toda la noche en oración a Dios. 13 Pero cuando se hizo de día llamó a sí a sus discípulos y escogió doce de entre ellos, a los cuales también dio el nombre de “apóstoles.” (Luc. 6:12-13).

Notemos que Jesús, no los escogió a todos, aunque según el pasaje, todos eran discípulos suyos. Luego de nuevo vemos, que de un solo grupo de seguidores de Jesús y que incluía a todos sus discípulos, se formaron dos: el de los doce apóstoles escogidos por Jesús y con una tarea concreta (dirigir y organizar la predicación) y por otra parte, el de aquellos no escogidos, pero también discípulos y que quedaron en sujeción a los primeros como directos colaboradores. Luego lo que aquí se hizo, fue establecer un modelo: y es que mientras todos los escogidos o elegidos han de ser discípulos o seguidores de Cristo, no todos los discípulos o seguidores de Jesucristo, serán escogidos o elegidos para la comisión de gobernar con Cristo. Lo cual permite, como ha quedado claro, que puedan existir personas que siendo cristianas, no tengan el llamado celestial como Hijos de Dios (Gál. 4:6-7) y sin que por ello y como dice nuestro amigo Apologista Mario Olcese, pasen a convertirse en hijos de Satanás. De eso nada, lo único que ocurre es que pertenecen al innumerable grupo de cristianos que no son escogidos para reinar con Cristo y no en función de un caprichoso deseo de Jehová, sino en atención a determinadas actitudes y cualidades…… luego parece que el argumento queda claro ¿no? Y perdonen que nos hagamos repetitivos, pero la simple existencia de un grupo de cristianos “escogidos”, ya es consustancial con la idea de un segundo grupo de cristianos “no escogidos”, pero no por ello menos cristianos o seguidores de Jesucristo.

Hay que tener en cuenta, que en un principio, a todos los miembros que se fueron integrando al grupo de seguidores de Jesús y mediante intervención de los apóstoles, se fue transmitiendo dicho Espíritu Santo de adopción como Hijos de Dios (para más información, lean nuestro artículo “Falsas enseñanzas”). Ya con la muerte del último apóstol (Juan), en 98/99 E.C., dicha posibilidad y de forma temporal, llegó a su fin…… y no que aquellas personas fueran mejores que otras y entre las que nos podríamos contar nosotros hoy en día; No, sencillamente que estuvieron en el lugar correcto en el momento adecuado, eso es todo. Recuerden que en Rev. 20:4b, leemos lo siguiente:

Estos fueron comprados de entre la humanidad como primicias para Dios y para el Cordero.”

Y todos sabemos que significa la expresión “primicias”: son los primeros frutos de una cosecha mayor y eso fue, lo que significaron esos primeros miembros agregados a ese primer grupo que conforman los “escogidos” por Jehová. Grupo que no ha sido completado aún, a tenor de lo que leemos en Rev. 6:11:

Y a cada uno de ellos se dio una larga ropa blanca; y se les dijo que descansaran por un poco de tiempo más, hasta que se completara también el número de sus co-esclavos y de sus hermanos que estaban a punto de ser muertos, como ellos también lo habían sido.”

¿Y de donde saldrá ese resto, aún por aparecer y que tiene que completar ese número o cantidad determinada por Dios? Pues razonablemente, del grupo de seguidores que Jesucristo tiene en la Tierra actualmente y del que “escogerá” o “elegirá” a esa cantidad desconocida por aparecer en el momento oportuno. Una vez completada dicha cantidad, los que queden y que no habrán sido escogidos, conformaran ese segundo grupo del que nos hablan las escrituras en Rev. 7:9, en el momento de iniciarse el milenio…… y que todos ellos, aunque no escogidos, continúan siendo cristianos, queda claro en Rev. 7:14:

De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.”

Luego todos esos sobrevivientes, han aceptado en sus vidas el sacrificio redentor de Jesucristo, ejerciendo fe en Él y por lo tanto, son considerados cristianos o seguidores de Jesucristo. Entonces, nada más lejos de la realidad, que la afirmación (ya citada) de Apologista Mario Olcese en el sentido de que si uno no es Hijo de Dios y por lo tanto, gobernante en ese Reino, solo le queda el ser considerado como hijo de Satanás. Porque eso es lo que dijo acerca de mi persona, por el hecho de que no me considero llamado a tan alta responsabilidad, en un artículo publicado el 10/07/2010 y en el que hacía referencia a los TJ y en el que de paso y por aquello de que “el Pisuerga pasa por Valladolid” (como decimos en España, para señalar que uno aprovecha la ocasión), se me atizaba a mí también. Está por demás afirmar, que desde este blog se le respondió adecuadamente, en un artículo titulado: “Hijos de Dios…… ¿o del diablo?” (14/07/10) y al que aún, no se ha dado respuesta.

Y es que lo miremos por donde lo miremos, no podemos eludir la evidencia de que efectivamente hay dos grupos. Uno que gobierna y uno que lógicamente es gobernado, porque veamos: si Jesucristo es ungido como Rey y tiene a un conjunto de personas que bajo su dirección, han de gobernar con él como reyes y sacerdotes, por un período de mil años y que se conoce como “el reino de Dios”, evidentemente tiene que haber alguien sobre quién reinar o gobernar durante ese período de tiempo…… al menos eso es lo que nos dicen la lógica, la razón y el sentido común. Y si la disparatada interpretación que hacen los mencionados “expertos” de Juan 5:28-29 fuera cierta, ¿sobre quiénes gobernarían entonces, esos “escogidos”?…… y lo que es más importante ¿sobre quiénes llevarían a cabo su función sacerdotal? No olvidemos que esos títulos o capacidades, se los ha dado el propio Jehová y que lógicamente (se nos ocurre a nosotros), para algo se los habrá dado ¿o no es así, queridos “entendidos”? Y si hemos enfatizado lo de la actividad sacerdotal, es por lo que ello tiene de aclaratorio en el caso que nos ocupa; veamos.

Antes de que se fundara la congregación cristiana, los sacerdotes eran para los verdaderos adoradores de Dios, los representantes de Jehová ante el pueblo y los encargados de instruirlo acerca de Él y Sus leyes. A su vez, representaban al pueblo ante Dios mediante la presentación de sacrificios, intercesiones y ruegos; por ejemplo, en Heb. 5:1 dice a este respecto:

Todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es nombrado a favor de los hombres sobre las cosas que tienen que ver con Dios, para que ofrezca dádivas y sacrificios por los pecados.”

Luego la función sacerdotal de esos “escogidos”, dirigidos por el Gran Sumo Sacerdote Jesucristo, será la de intermediar entre Dios y los hombres, además de instruirlos en los nuevos requisitos exigidos por Dios para alcanzar la vida eterna (Rev. 20:12). Esa será su función sacerdotal; ahora bien ¿sobre quiénes, podrán impartir dichos beneficios, si durante mil años aquí en la tierra y según la citada interpretación de Juan 5:28-29 por parte de esos caballeros, solo estarán esos reyes y sacerdotes? Porque refresquemos un poco la idea: si por una parte todos los justos que participan de la primera resurrección, se convierten según Rev. 20:6, en reyes y sacerdotes y con vida inmortal y por otra parte, si solo después de los mil años es cuando acontece una segunda resurrección para destrucción de los injustos…… ¿quiénes entonces, habitan la tierra durante ese tiempo del reino milenario? ¿Quiénes se benefician, por tanto, de los atributos como reyes y sacerdotes, con los que Jehová ha investido a dichos personajes? Luego lógicamente, es necesario que aparte de ese grupo gobernante ya identificado, exista otro, necesitado de esos servicios sacerdotales mencionados, de lo contrario ¿para qué creó Jehová, dichos atributos?

Recordemos que los componentes del grupo gobernante, ya no necesitan de dichos benéficos servicios, porque ellos ya están aprobados y por tanto, al igual que Jesucristo, gozan de la inmortalidad. Luego ¿nos pueden explicar esos señores “expertos” en la interpretación bíblica y según su particular visión de las cosas, sobre quiénes serían derramados tales beneficios? A ver si alguno de ellos (y que son muchos), es capaz de despejar dicha incógnita y partiendo de la base, por supuesto, que Jehová ha creado todo ese “tinglao” para algo. Y aunque no sabemos con qué nuevo disparate nos sorprenderán, lo que está claro y desde la más elemental lógica y sentido común, es que si se crea un “reino” con su correspondiente gobierno y se le da un margen de actuación de mil años, en este cuadro evidentemente nos falta algo: un segundo grupo sobre el que actuar y a ser gobernado ¿o no están de acuerdo? Luego inevitablemente tiene que haber dos grupos para iniciar el milenio: uno que gobierna y extiende los tales beneficios y otro que es gobernado y que los recibe. Solo así tiene sentido el reino de Dios, en el propósito de Jehová y solo es asunto de lógica y sentido común; porque resumamos y para enfatizar la idea: si todos los justos, bien sea que procedan de la gran tribulación o de la primera resurrección (y siempre según D. Mario), han de gobernar con Cristo como reyes y sacerdotes y solo después de mil años, se levantan los injustos para ser condenados y destruidos eternamente en “el lago de fuego” (Rev. 20:15), ¿para qué hacen falta reyes y sacerdotes durante el milenio? Y ahí dejamos la pregunta, para ver si alguien se atreve a responderla.

Luego, aquellos “entendidos” que ponen en duda la existencia de dos grupos y que son legión, criticando a los TJ de mentir y de tergiversar las Escrituras en este asunto, resulta que los que están completamente equivocados son ellos y si se equivocan en eso tan simple, que solo implica el razonar con un poco de lógica y sentido común, pues también pueden estar equivocados (que lo están) en lo del ungimiento automático después del bautismo en agua, así como en las dos resurrecciones de Juan 5:28-29 y en un montón de cosas más, porque sencillamente, son falsos maestros en quienes no está el Espíritu de la verdad:

Cuando llegue el ayudante que yo enviaré a ustedes del Padre, el espíritu de la verdad, que procede del Padre, ese dará testimonio acerca de mí.” (Juan 15:26).

Texto muy usado por esos personajes y que se aplican a sí mismos, faltaría más; sin embargo esas personas, con sus más que dudosas afirmaciones, contrarias como hemos visto a la lógica de lo afirmado en el registro bíblico, no solo no están dando el “testimonio acerca de él”, que de tener dicho Espíritu tendrían que estar dando, sino que sus enseñanzas son tendentes a extraviar:

Sin embargo, la expresión inspirada dice definitivamente que en períodos posteriores algunos se apartarán de la fe, prestando atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios.” (1Tim. 4:1).

Y la consecuencia de ese prestar atención a esas enseñanzas que extravían, es la de que uno puede ser apartado de la fe. Porque el que ellos, enfáticamente, declaren ser “ungidos” y en consecuencia, estar en posesión de dicho espíritu de verdad y entendimiento, ello no significa que sea así. Según Jesús “por sus frutos” se conocerán; en este caso, por sus escritos (Mat. 7:15-16).

Y conste que para no complicarles más la cosa a esos señores (tampoco hay que abusar), no hemos hablado de los Abraham, Noé, Lot, Isaac, David, Daniel, etc., etc., que no siendo cristianos (no recibieron el bautismo de agua y de Espíritu Santo de Juan 3:5), no pueden por tanto, formar parte de esa primera resurrección. Pero siendo el caso que colocarlos en la segunda resurrección para condenación, sería pasarse siete pueblos, a ver si conseguimos que algún día (conste que lo hemos pedido hasta la saciedad), esos señores nos expliquen en dónde los metemos. Y en fin, nosotros ahí lo dejamos, no sin antes recomendarles que hagan un pequeño esfuerzo y comprueben por ustedes mismos, si lo que les hemos contado, se ajusta a lo que está escrito, aunque solo sea por aquello de que (en nuestro caso) “el mejor escribano comete un borrón”.

MABEL

HIJOS DE DIOS…… ¿O DEL DIABLO?

Posted in Uncategorized with tags , , , , on 14/07/2010 by Armando López Golart

Hace unos días (10/07/10), apareció publicado en el blog de Mario Olcese (Apologista), un artículo titulado “Algunos problemas en que se meten los Testigos de Jehová……” y en el que junto a los miembros de esa secta religiosa, se me aludía con machacona insistencia, afeándome o criticándome el hecho de que yo no me considero un Hijo de Dios. Pero antes de entrar en ese apartado, permítanme atender otra imputación que se me hace desde ese mismo artículo y que sintiéndolo mucho, no puedo aceptar, ya que me parece absurda y fuera de lugar. Según Apologista Mario Olcese, a quién creo autor del citado artículo, ya que este no tiene firma y aparece publicado solo en su blog, yo quiero convencer, supongo que a aquellos que tienen a bien leerme, “que Dios hace acepción de personas.” Y nada más lejos de la realidad, porque yo no pretendo convencer a nadie de nada. Lo que yo sí afirmo y que por lo visto, D. Mario niega, es la potestad o derecho que tiene el Creador, de entre varias opciones o personas, escoger la que crea más oportuna o idónea, para llevar a cabo determinada comisión. Pero es que además y para más “inri”, eso no lo digo yo, sino que eso se lo dijo el propioJehová a Moisés:

Y le respondió: Yo haré pasar toda mi bondad delante de ti y proclamaré delante de ti el nombre de Jehovah. Tendré misericordia del que tendré misericordia y me compadeceré del que me compadeceré.” (Exo. 33:19).

Ahora bien, ¿cuál es el significado de la palabra “acepción”? Pues según el diccionario de la RAE, es el siguiente: “Acción de favorecer o inclinarse a unas personas más que a otras por algún motivo o afecto particular, sin atender al mérito o a la razón.” O sea, que cuadra perfectamente con las palabras de Jehová.

Porque veamos, ¿no hizo Jehová acepción de personas, cuando escogió a Jacob, en lugar de a su hermano Esaú, aún antes de haber nacido? ¿O quizás no hizo acepción de personas, cuando escogió a la tribu de Leví para servicio sagrado, en lugar de cualquiera de las once tribus restantes? ¿O cuando dentro de esta misma tribu, escogió la línea familiar de Aarón, para el servicio sacerdotal, en preferencia al resto de cabezas patriarcales de dicha tribu? ¿O quizás tampoco hizo acepción de personas, cuando Jehová escogió a David como futuro rey, de entre el resto de sus hermanos? Recordemos también, que fue bajo la dirección de Jehová, que Jesús escogió a los doce apóstoles, de entre otros muchos:

En el transcurso de aquellos días él salió a la montaña a orar y pasó toda la noche en oración a Dios. 13 Pero cuando se hizo de día llamó a sí a sus discípulos y escogió doce de entre ellos, a los cuales también dio el nombre de “apóstoles”.” (Luc. 6:12-13).

Y conociendo el privilegio que ello significó para aquellos que habían sido elegidos, ¿deberíamos de pensar que Jesús (Jehová en última instancia) no hizo acepción de personas, al escoger a unas pocas, de entre otras muchas? Notemos que Jesús, no los escogió a todos, aunque todos eran discípulos suyos. Luego el modelo que sacamos de aquí, es que mientras todos los elegidos han de ser discípulos, no todos los discípulos o seguidores de Jesucristo, serán elegidos por Jehová, para reinar con él.

Pero volviendo nuestro tema ¿tenía Jehová la potestad de escoger en cada una de las situaciones planteadas, a quién le pareciera mejor, o no? Evidentemente sí y yo, lo único que hago, es señalar este derecho o potestad de Jehová y no otra cosa. Y parece ser, que el primer interesado en preservar ese status, es el propio Jehová, a tenor de lo que leemos a continuación:

Y no sólo esto, sino que también cuando Rebeca concibió de un hombre, de Isaac nuestro padre 11 y aunque todavía no habían nacido sus hijos ni habían hecho bien o mal (para que el propósito de Dios dependiese de su elección, 12 no de las obras sino del que llama), a ella se le dijo: «El mayor servirá al menor», 13 como está escrito: A Jacob amé, pero a Esaú aborrecí.” (Rom. 9:10-13).

Luego según la RAE, Jehová sí hizo acepción de personas: escogió a unas con preferencia sobre otras y siempre en función de determinadas circunstancias, condiciones, calidades y cualidades, que por supuesto, Él conocía perfectamente y que desde Su perspectiva, eran las más idóneas para el adelanto de su Santo, Justo y Recto propósito. Y es que el acto de elegir siempre implica el hacer acepción, diga lo que diga el Sr. Olcese, puesto que de acuerdo con determinadas preferencias o necesidades de la persona que elige y que quizás nada tengan que ver con las cualidades o méritos de la persona elegida, se debe decidir por una, de entre otra o varias: eso es lo que significa elegir. Otra cosa, es que desde nuestro limitado entendimiento, creamos que la elección es la correcta o no.

Por ejemplo y ya que lo hemos citado, analicemos la elección de David. Cuando uno analiza el relato de 1 Sam. 16:4-13, de lo primero que se da cuenta es de que David en ese “sorteo” no llevaba ningún número: ni siquiera fue convocado. Vean el razonamiento del propio Samuel, según el verso 6:

Y aconteció que, al entrar ellos y al alcanzar él a ver a Eliab, en seguida dijo: “De seguro su ungido está delante de Jehová.”

¿Pero por qué razonó de tal manera Samuel? Veamos las palabras de Jehová, en el versículo siguiente, el 7:

Pero Jehová dijo a Samuel: “No mires su apariencia ni lo alto de su estatura, porque lo he rechazado. Porque no de la manera como el hombre ve es como Dios ve, porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehová, él ve lo que es el corazón.”

Y así, hasta el séptimo hermano. Objetivamente y a los ojos de las personas envueltas en ese asunto, los hermanos de David tenían más méritos y cualidades y por eso los presentaron, olvidándose de él; sin embargo Jehová los rechazó. ¿Por qué? Pues porque tenía otras preferencias, en función de aspectos, cualidades o circunstancias que Él puede ver y evaluar y nosotros no. El registro bíblico que sigue a continuación, dejó patente que Jehová eligió correctamente.

Y en cuanto a que yo afirme que de los millones de personas que ejercieron y ejercen fe en Jesús, Jehová a decidido escoger solo a una minoría como Hijos y hermanos de Jesucristo, pues que quieren que les diga como no sea que eso es una falsedad, ya que quién dijo eso,  fue el propio Jesús y no yo:

No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino.” (Luc. 12:32).

Y en fin, dado que es razonable pensar que todos conocemos el significado de la expresión “rebaño pequeño” y de que Jesús también lo conocería, aparte de que algo sabría de ese tema (probablemente más que D. Mario), poco más habría que añadir puesto que la cosa queda suficientemente clara. Por otra parte y según este texto, fue el Padre, el que aprobó dar el Reino a un grupopequeño, lo cual estaría de acuerdo con las palabras de Jesús en Juan 5:30, en el sentido de que él “no podía hacer nada de su propia iniciativa”. Pero con lo que de ninguna manera está de acuerdo dicho texto, es con la afirmación de Mario Olcese en el sentido de que los que gobernarán con Cristo, en su reino milenario y lejos de ser un “rebaño pequeño”,  serán “millones, miles de millones”. En fin, no sé qué opinaran ustedes, pero en mi modesto entender, hay, dicho sea con  suavidad, una “pequeña discrepancia” entre esas dos afirmaciones ¿no creen? Por ello y si me lo permite, puesto que ya estamos metidos en harina, le rogaría a D. Mario que nos aclarara un poco dicha cuestión, más que nada por aquello de saber a quién hay que creer, si a él o a Jesús y no por otra cosa, créanme.

Y ahora sí, vamos con lo de considerarme o no, Hijo de Dios. Y para que se entienda mi posición, veamos según las Escrituras, qué es lo que implica el ser Hijo de Dios:

Pues, si somos hijos, también somos herederos: herederos por cierto de Dios, pero coherederos con Cristo, con tal que suframos juntamente para que también seamos glorificados juntamente.” (Rom. 8:17).

Luego el ser Hijo de Dios, le coloca a uno entre ese grupo de privilegiados que según Rev. 20:6, han de gobernar con Cristo en el reino milenario, en calidad de reyes y sacerdotes, gozando además de la inmortalidad:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.”

Y yo sincera y honestamente, no me veo ahí en esa “foto”, eso es todo. Y quede claro, que es el propio Mario, el que afirma que yo siempre he mantenido esta opinión y lo cual es cierto: yo reconozco que no tengo el “llamado” o el privilegio de ser considerado Hijo de Dios y en consecuencia hermano de Cristo, o por lo menos, no soy consciente de ello. Y es muy difícil, sino imposible, que uno no sea consciente de su adopción (Rom. 8:15) como Hijo de Dios y si es que ha sido “escogido”, porque es el propio Jehová quién se preocupa de que uno esté perfectamente al tanto de su nueva situación:

Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama: «Abba, Padre».” (Gál. 4:6).

Luego no es uno mismo el que determina si es o no es, sino que es el espíritu que Jehová coloca en el corazón de cada una de esas personas, el que clama la nueva condición de la misma, luego no puede quedar ninguna duda acerca de tal situación. Pues bien, como nada de eso ocurre dentro de mí corazón, llego a la conclusión de que yo no he sido adoptado como hijo de Dios. Pero ¿me coloca eso, en la posición de hijo del diablo, tal como afirma el amigo Mario?

Ello sería un poco extraño, porque siendo como soy una persona (y también siempre lo he dicho) que ama a Jehová; que creo firmemente en el sacrificio redentor de Cristo; que estoy bautizado por inmersión en el nombre de Jesucristo; que creo firmemente en la instauración del Reino de Dios aquí en la tierra, es más, me muero de ganas de estar allí; que como les consta a los que me leen, hablo constantemente de la esperanza y las bondades de ese reino…… En fin, una serie de circunstancias y actitudes que hacen de mí, cualquier cosa menos un hijo del diablo y ya lamento desilusionar al Sr. Olcese, pero que le vamos a hacer. Pero claro, puesto que no tengo el sello de propiedad en mi corazón, mencionado en  2 Cor. 1:22 y que según Pablo en Rom. 8:15, este es el espíritu de adopción que identifica a uno como tal Hijo de Dios y puesto que yo no me siento llamado en mi corazón para el tal privilegio, resulta que no soy eso: un Hijo de Dios. Sin embargo, hemos visto que tampoco puedo ser un hijo del diablo, luego ¿qué soy Mario? ¿Un aborto? ¿Una cosa rara que se le ha escapado a Jehová por ahí y no sabe qué hacer con ella, o como es la cosa? Y es que claro, esta extraña situación en la que nosolo yo me encuentro, sino muchísimos más y como explicaré a continuación, tendría fácil solución, es más, no se habría producido si aceptáramos como cierto el argumento del “rebaño pequeño”, citado por Jesús.

Porque entonces la cosa sería razonable: del inmenso caudal de seguidores de Cristo y que en función del derecho de recompra, merced a su sangre derramada, han pasado a convertirse en hijos de este (recordemos que en Isa. 9:6, entre los títulos recibidos por Jesucristo, está el de Padre Eterno), Jehová y en el uso de su derecho o potestad, aparta unos pocos de estos adoptándolos como Hijos Suyos, para que junto a su hermano mayor Jesucristo, gobiernen junto a él y lleven conjuntamente a buen puerto en Su Nombre, la gigantesca obra restauradora del reino milenario y en bendificio de esos que “recompra” como hijos suyos…… de momento. También entonces además, las expresiones “elegidos”, “escogidos” o “redimidos”, tendrían su pleno significado, acorde con los diccionarios y no como ahora, que no tienen el menor sentido. Pero además, si todos los bautizados en el nombre de Jesucristo, automáticamente, según Mario, ya reciben el espíritu de adopción como hijos de Dios y los que no, pasan a convertirse del hijos del diablo y son guardados para destrucción al final del milenio, ¿de quiénes llegaría a ser Padre Eterno, Jesucristo? Entonces yo, D. Mario, me siento hijo de Jesucristo, el segundo Adán, por derecho de recompra de su sangre derramada y como ya le he dicho que no siento el llamado en mi corazón, pues mi esperanza es la de poder vivir en ese Paraíso que llegará de nuevo a ser la Tierra, en verdadera paz y felicidad, en sujeción al Rey Jesucristo y su “rebaño pequeño” de hermanos adoptivos. Hasta que llegado el final del milenio y superada la prueba final de la suelta de Satanás, Jesucristo retorne a su Padre Celestial, un planeta Tierra y la humanidad obediente que lo llenará, ya en perfección total y ahora sí, Jehová de nuevo nos acepte como hijos suyos, como en su día lo fue Adán…… y esta es mi posición en cuanto a lo que yo me considero ser en este momento, D. Mario.

Pero yo ya les aseguro de antemano, que Mario Olcese dirá que lo que yo digo es una chorrada y que él tiene la razón en semejante afirmación de los “millones, miles de millones” de co-gobernantes con Cristo y de que Jesús, cuando dijo lo del “rebaño pequeño”, no tenía ni la más remota idea de lo que estaba diciendo y si no, al tiempo. Ahora bien, lo que está clarísimo es que la razón o bien la tiene Jesús, o bien la tiene Mario, pero los dos al mismo tiempo y diciendo cosas tan diametralmente opuestas, desde luego no. Por ello y con todo el respeto del mundo, me permito insistir en ese extremo: ¿podría ser que Mario, considerara por un momento la posibilidad de estar en un error, en esa doctrina de los “millones, miles de millones”? Cierto es, que si aceptara eso, tendría que rectificar su entendimiento de Juan 5:28-29 y que es uno de los focos de donde arranca el problema, pero eso ya se me antoja demasiado rectificar.

Y volviendo a lo de ser Hijo de Dios y a diferencia de mí, él sí cree calificar para ese maravilloso galardón. Vean lo que dice en la parte final de su artículo:

Yo me siento feliz de saber que soy un hijo de Dios, y un hermano de Cristo, y un heredero legítimo de las promesas y riquezas del Altísimo en su reino venidero.”

Y yo me alegraría infinito de que así fuera, porque además me consta la honradez y honestidad de esa convicción. Ahora bien, permítanme una pregunta a modo de reflexión: ¿se acuerdan ustedes de la ilustración relatada en el pasaje de Lucas 14:7-11? Pues eso, léanla y saquen sus propias conclusiones. Ahora bien, lo que está claro, repito, es que Mario cree honesta y sinceramente, como ya he dicho, que el reúne todos los requisitos para tan alta posición: gobernar como rey y sacerdote junto a Cristo por mil años, casi nada. Bien, pero ¿se le ha ocurrido pensar por un momento, aunque solo sea por un momento, que Jehová y que representa en definitiva al personaje que da el banquete en la ilustración de Lucas, no lo tenga tan claro? ¿No será que Mario piensa de sí mismo, un poquitín más allá de lo que debiera de pensar, según el punto de vista que tiene Jehová acerca de este tipo de actitudes? ¿Podría ser además (no sé, solo es un suponer), que pasara por alto, determinados requisitos exigidos a aquellos que han de ocupar dichos puestos y que obviamente él no reúne?

Por otra parte y ya que él los cita, yo voy a hacer lo mismo: los “ungidos” de los TJ, piensan exactamente como él, o sea, que van a gobernar como reyes y sacerdotes con Cristo (con la variante que piensan hacerlo desde el cielo) y apoyándose para ello, en los mismos textos que Mario se apoya y claro, también les apoyan a ellos porque hablamos de los mismos textos, que si son válidos para unos, han de serlo para otros y que por otra parte, tampoco es asunto de negarles la misma honradez y honestidad en su forma de pensar, que la que le concedemos al Sr. Olcese. Sin embargo, D. Mario niega esa posibilidad de todas, todas, pero…… ¿dónde está la diferencia? ¿Nos podría explicar, porque él sí y los otros no? ¿Qué tiene él, que no tengan esos otros? ¿O es que a él no le podrían aplicar también las palabras de Jer. 17:9 y que tanto usa, cuando se trata de los demás? Y quede claro, para evitar suspicacias, que no estoy decantándome a favor de nadie, porque esa cuestión no va conmigo; allá todos ellos, tanto los unos como los otros en su supuesto ungimiento y dicho sea por supuesto, con el debido respeto. Solo afirmo que están todos en el mismo plano: nos lo tenemos que creer, sencillamente porque ellos nos lo dicen, pero sin aportar alguna prueba de que esto sea así. Pienso por lo tanto, que no estaría de más que Mario se dedicara, aunque fuera solo por un instante, a considerar la posibilidad de estar equivocado con respecto de su supuesto “ungimiento”, o sea, que su corazón le esté jugando una mala pasada, a menos eso sí, que pueda probar su “unción”.

Y conste que yo no digo de forma categórica que él no sea un “elegido”, solo afirmo que yo no lo soy, luego ¿por qué ponerse así, como si le hubiera insultado de la forma más grosera? Porque si yo estoy equivocado por un exceso de humildad, pues bien, ya Jehová me hará saber en el momento oportuno, que tiene para mí metas más altas y ya está, no pasa nada; ¿o no es esa la actitud correcta que nos enseña la ilustración de Lucas citada? Entonces, ¿dónde está el problema? ¿Por qué por actuar de acuerdo al consejo bíblico, se me dice que soy un hijo de Satanás? Sinceramente no lo entiendo. Pero para no extendernos en argumentos que casi siempre no tienen fin, vayamos a algo más sustancial y que seguro que puede poner las cosas, negro sobre blanco. Veamos: D. Mario me acusa de ser hijo del diablo, porque afirmo que no me veo gobernando con Cristo y eso significa por lo tanto, que no soy Hijo de Dios. Y claro, según él, solo se puede ser Hijo de Dios o hijo del diablo; luego si eres lo primero, lógicamente te conviertes en hermano de Cristo y consecuentemente heredero del reino, lo cual implica el gobernar con Él; y si eres lo segundo, pues ya se sabe, caminito a la “parrilla”, entiéndase muerte segunda o destrucción eterna en el “lago de fuego” (Rev. 0:15). Pues bien ¿se acuerdan de esa preguntita que en su día le formulé al Dr. Rivas y que aún no me la ha respondido? Y como ni lo ha hecho, ni por supuesto lo hará, porque sencillamente no puede, veamos por tanto cómo nos va con Mario y a ver si él puede respondernos a esta cuestión: ¿cómo considera a Juan el Bautista, del que el propio Jesús dijo en su momento, que no formaría parte del gobierno del reino de Dios? ¿Cómo hijo de Dios o como hijo del diablo? Porque claro, si no gobierna con Cristo, es que no tiene parte en esa herencia y por lo tanto no es hermano de Él, luego lógicamente, tampoco es Hijo de Dios; entonces y sintiéndolo mucho, según el Sr. Olcese solo le queda una opción: ser hijo del diablo y eso, tratándose de quién se trata, como que es un poco fuerte ¿no creen? Pero es que vean, sin embargo, lo que dijo Jesús:

En verdad les digo: Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista; mas el que sea de los menores en el reino de los cielos es mayor que él.” (Mat. 11:11).

Luego razonemos con la lógica debida este pasaje: si el menor en el Reino de los cielos, o sea, el último de la fila para entendernos, es mayor que Juan el Bautista (pensamos que en orden de importancia), eso lógicamente significa, que él no estará allí como miembro de ese gobierno. Pero claro, como dicen que no hay dos sin tres, de ese razonamiento sale una derivada: si Juan era el mayor entre los nacidos de mujer, eso significaría que los Abraham, Moisés, Noé, David, Daniel y todos los etc. que ustedes quieran añadir, eran menores que él; luego razonablemente tampoco pueden formar parte del gobierno de dicho reino, o sea, no tienen parte en la herencia. Y puesto que todos los hermanos de Jesucristo si participan de la herencia, eso significa que todos esos personajes, incluido Juan, no son hermanos de Cristo y lógicamente, tampoco Hijos de Dios ¿o no es así, querido Mario? Luego ¿de quién son hijos? ¿De Satanás, como yo? ¿O la cuestión es tan simple, como que Mario está equivocado con lo de los “millones, miles de millones” y Jesús tiene razón, gobernando solo con unos pocos elegidos como hermanos adoptivos suyos y que el resto, incluidos esos personajes citados, son sus hijos por derecho de recompra?

Porque resulta que hay un texto por ahí, que no citaré ahora y para no extenderme demasiado, que apoya explícitamente la afirmación de que esos personajes no gobernarán en el eeino de Dios, en calidad de reyes y sacerdotes y que además nos muestra, que aparte de la opción de ser hijos, o bien de Dios o bien del diablo, hay una tercera vía, o sea, otra posibilidad y que es la que hemos comentado, de llegar a ser hijos del segundo Adán, Jesucristo, por derecho de recompra. Y lo dejaremos ahí, para ver si Mario da con la tecla y consigue entender de qué va la cosa; luego así queda el tema en espera de una aclaración por su parte. Pero no obstante y aunque me malicio que este artículo de Mario, es respuesta del que voy a citar y que acabo de publicar hace unos días: “¿Qué es, realmente, el Reino de Dios?”, me permito sugerirle (y también a usted, querido lector) que lo lea con un poco más de la debida atención, ya que allí hay bastante información que aclara el punto que estamos debatiendo. Y si como yo creo, el escrito que estamos discutiendo, es su respuesta a ese artículo mío, pues rogarle a Mario que de no estar de acuerdo con lo expuesto en el mismo, pase a rebatirlo punto por punto y denunciando aquellos textos mal interpretados o en su defecto, mal aplicados y que es lo que hay que hacer, evitando de esa manera entrar en lo que casi roza la descalificación personal. Y eso viniendo de un “ungido”, como que no pega ¿no les parece?

Armando López Golart