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APOLOGISTA…… Y LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ.

Posted in Uncategorized with tags , , , , , on 14/03/2012 by Armando López Golart

Les damos nuestra palabra de honor, queridos lectores, que si a los autores de este blog nos hubieran dicho que a los casi 10 años de nuestra expulsión de los TJ, los estaríamos defendiendo, habríamos calificado de loco al responsable de semejante afirmación…… sin embargo, eso es lo que estamos haciendo; cierto es que en determinadas enseñanzas, pero en definitiva, defendiéndolos. Y es que hasta este extremo nos ha llevado la esperpéntica y errática actitud del mencionado Apologista Mario Olcese, incomprensible para cualquier persona en su sano juicio y ya nos perdonará dicho caballero el exceso…… pero es que parece estar más “pallá que pacá”. Y por supuesto, dicho sea en tono “guasón”, por lo que nadie tome esta afirmación como un insulto al Sr. Olcese, ya que nada está más lejos de nuestra intención: sencillamente estaríamos intentando reflejar en términos meramente coloquiales, la constatación de una aparente realidad…… porque ¿cómo se puede calificar a la persona que vez tras vez, se le está repitiendo que está equivocada en determinado planteamiento (algo de lo que se entera toda su audiencia) y que sin ser capaz de poder refutar dicha acusación, se mantiene firme en sus trece, publicando vez tras vez, el mismo disparate? ¿Es que no piensa que aunque él mire para otro lado, sus lectores están al tanto de la situación y de entre ellos, lo más avispados (que alguno habrá) tienen que empezar a pensar mal? Y lo que es más y que no acabamos de entender ¿nadie del entorno de D. Mario, es capaz de advertirle que está haciendo el ridículo y perdiendo todo crédito entre sus seguidores, al no ser capaz de responder adecuadamente a dos “descamisados” como nosotros?

Porque vean una nueva “lección magistral” que nos dio dicho caballero, al publicar el artículo “¿Tienen razón los testigos de jehová cuando dicen que la grande muchedumbre entrará en el reino como súbditos?” (26/02/12). Pero permítannos un pequeño paréntesis para comunicarles que llevamos 15 días fuera de la red (por un cambio de residencia y que nos ha llevado a tener que renovar la conexión ) y estamos un poco desconectados de los distintos escritos o videos que han ido apareciendo por ahí; y si nos hemos fijado en este artículo que mencionamos, es porque es un tema que ya teníamos preparado antes del “apagón” que hemos tenido y tema en que Apologista incide con frecuencia y que no nos dio tiempo a publicar…… una vez publicado, ya iremos repasando todo lo que se ha ido subiendo en los distintos blogs y comentaremos al respecto. Y ya metiéndonos de nuevo en harina (y es que nos va la marcha ¡que quieren!), veamos qué hay de interesante en el referido artículo; y lo primero que advertimos, es que para responder a la pregunta que da título a ese escrito, el Sr. Olcese inicia el mismo (y que consta de solo tres párrafos) dirigiendo a su lector al contenido de Rev. 7:13-17; veamos pues, que es lo que se nos dice en ese pasaje, según lo cita dicho caballero y que como tenemos por costumbre, lo transcribimos tal cual figura en su escrito (por aquello de las faltas de ortografía y todo eso…… ya saben):

Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? 7:14 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: ESTOS SON LOS QUE HAN SALIDO DE LA GRAN TRIBULACIÓN, Y HAN LAVADO SUS ROPAS, Y LAS HAN EMBLANQUECIDO CON LA SANGRE DEL CORDERO 7:15 POR ESTO ESTÁN DELANTE DEL TRONO DE DIOS, Y LE SIRVEN DÍA Y NOCHE EN SU TEMPLO; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 7:16 Ya no tendrán hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; 7:17 porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos”.

Notarán ustedes, que de forma interesada el Sr. Olcese y mediante el énfasis, dirige la atención del lector hacia donde a él le interesa, esos es, a los verso 14 y 15 y aunque no los omite, pretende que pasen desapercibidos el 16 y 17 y que es en donde precisamente se demuestra (básicamente en el 17), que esa “gran muchedumbreno puede ser otra cosa, que los primeros súbditos del reino. Y actitud, la de intentar “esconder” esos dos textos, que ya le recriminábamos en nuestro artículo “La “gran muchedumbre” de Rev. 7:9…… y la vida eterna” (18/02/12), en los párrafos 10 al 12 y sin que hasta el momento, haya sido capaz de argumentar nada a dicha recriminación…… al menos que nosotros sepamos. Pero veamos ahora, la “docta” lección argumental que nos da D. Mario en el segundo párrafo, al intentar razonar su planteamiento:

Ahora notemos que esta gran multitud YA VESTIDA DE BLANCO ha salido de una situación difícil–¿cuál situación es esa? La respuesta está en el verso 14—¡De la gran tribulación! Sí, de la gran tribulación…¡No del milenio! Y ya están vestidos de blanco (pureza, justicia, perfección, santidad) y están frente al trono y del Cordero. Es decir, estos individuos NO serán vestidos de blanco cuando termine el milenio, sino cuando termine la gran tribulación que vendrá en el mundo ANTES DE LA VENIDA DE CRISTO. La idea, para ser aún más precisos, es que estos individuos están vestidos de blanco no sólo porque pasaron con éxito la gran tribulación, sino porque LAVARON SUS ROPAS EN LA SANGRE DEL CORDERO. Este último detalle es FUNDAMENTAL. Las vestiduras blancas las obtuvieron porque lavaron sus pecados con la sangre del Cordero y porque salen airosos de la prueba de la GRAN TRIBULACIÓN. Por eso merecen estar frente al trono y frente al Cordero con los 144,000 Hebreos.” (Negritas nuestras).

Pero argumentos disparados e incomprensibles para quién tenga un mínimo conocimiento de las Escrituras y sí mucho nos apuran, hasta para quien tenga un mínimo sentido común, porque veamos; dicho caballero apoya toda su tesis en el hecho de dichos personajes van ataviados con vestiduras blancas y seguramente apoyando su planteamiento en Rev. 3:5, en donde Jesucristo afirma que al que venciere, lo vestiría “…… de prendas de vestir exteriores blancas; y de ninguna manera borraré su nombre del libro de la vida” y lo cual, parece ser, le permite a dicho caballero el relacionar la vestimenta blanca con la inmortalidad; pero tengamos en cuenta que esas palabras iban dirigidas concretamente, a aquellos que con él reinarían en el reino de Dios. Dicho esto, veamos un pequeño problema que se nos presenta si damos como buena, la línea de razonamiento del Sr. Olcese en cuanto al vestir ropas blancas…… y es que también el ejército de ángeles que acompaña a Cristo y sus leales en la guerra de Armagedón, van vestidos de blanco:

También, los ejércitos que estaban en el cielo le seguían en caballos blancos y estaban vestidos de lino fino, blanco y limpio.” (Rev. 19:14).

O sea, que iban vestidos exactamente igual, que “la esposa del Cordero” de Rev. 19:7-8: de “lino fino, brillante y limpio” y que prefigura a los que acompañarán a Cristo en su reinado…… y en cuyo versículo ocho se nos explica el significado de las vestiduras blancas y que más adelante mencionaremos. Sin embargo, estamos hablando de ángeles y que hasta donde nosotros sabemos, a menos que D. Mario nos demuestre lo contrario, ni son inmortales (y algo que también le cuestionamos a dicho caballero en nuestro artículo mencionado y en su párrafo 17 y sin que tampoco haya replicado nada) ni pueden reinar con Cristo…… no obstante y repetimos para énfasis, también van vestidos de ropas blancas; entonces ¿cómo nos puede explicar esto el Sr. Olcese? Y no es por darle ideas a D. Mario, pero los caballos también van de blanco…… aunque esperemos que no se le ocurra por ello, darles también la inmortalidad y ponerles a reinar en el reino de Dios, que ya puestos…… cualquier cosa; pero también sabemos de otros personajes vestidos de blanco:

Cuando entraron en la tumba conmemorativa, vieron a un joven (obviamente un ángel) sentado a la derecha, vestido de una ropa larga blanca y se aturdieron.” (Mar. 16:5). (Acotación nuestra).

María, sin embargo, se quedó de pie fuera, junto a la tumba conmemorativa, llorando. Entonces, mientras lloraba, se agachó para mirar dentro de la tumba conmemorativa 12 y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabeza y uno a los pies donde había yacido el cuerpo de Jesús.” (Juan 20:11-12).

Y repetimos, que hasta dónde sabemos nosotros, los ángeles ni son inmortales (1 Tim. 6:15-16) ni van a reinar con Cristo en el reino de Dios; por lo que es obvio que el estar vestido de “ropas blancas” en sí mismo, tiene que tener otro significado o finalidad distinta que el denotar condición de rey o inmortalidad…… y algo que como ya hemos apuntado, se nos explica en el último libro de las Escrituras:

Regocijémonos y llenémonos de gran gozo y démosle la gloria, porque han llegado las bodas del Cordero y su esposa se ha preparado. 8 Sí, a ella se le ha concedido estar vestida de lino fino, brillante y limpio, porque el lino fino representa los actos justos de los santos”. (Rev. 19:7-8)

Y pasaje en donde la Biblia de Jerusalén (entre otras), nos especifica acerca de la blancura de dicho lino:

Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero y su Esposa se ha engalanado 8 y se le ha concedido vestirse de lino deslumbrante de blancura, el lino son las buenas acciones de los santos.”

Luego vemos que esa vestimenta blanca que adorna a la “esposa del cordero”, representa los “actos justos de los santos”, eso es, de aquellos que reinan con Cristo y lo cual nos indica, sencillamente, que el vestir una simbólica vestidura blanca no tiene otra connotación que la de mostrar una condición aprobada delante de Dios…… punto; y es que a Satanás y sus demonios, por ejemplo, jamás se les describe vestidos de blanco ¿o sí, Sr. Olcese? Pero claro, como nos imaginamos ya a D. Mario a punto de saltarnos a la yugular, alegando que sí esos que salen de la “gran tribulación” vestidos de blanco es porque también tienen “actos justos” o “buenas acciones” como el resto de santos y por lo tanto, pueden reinar también con Cristo (para más no da el hombre ¡que quieren ustedes!), nos permitimos recordarle (y ¡cuidadito que se lo hemos explicado veces!) lo siguiente:

D. Mario, en este segundo párrafo de su artículo que estamos analizando, hace especial hincapié en el hecho de que esa “gran muchedumbre” vestida de blanco, sale de la “gran tribulación” y con lo que él mismo se mete en la trampa pajarera, pues ello significa obviamente que sobreviven a esta y que por lo tanto, pasan con vida al reino de Dios……. con todas las connotaciones que ello tiene y que veremos a continuación. Porque aunque este punto también se lo exponemos al Sr. Olcese en el artículo de 18/02/12 señalado, se lo volveremos a repetir para ver si de una vez se le cae la cara de vergüenza y, o rectifica semejante disparate…… o nos rebate públicamente el planteamiento. Porque no olvidemos, que para alcanzar la inmortalidad y poder reinar con Cristo, es condición sine qua non, el participar de la “primera” resurrección, según Rev. 20:6 y algo que nos imaginamos sabrá el Sr. Olcese:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos (luego no sobre aquellos que no participan de ella) la muerte segunda no tiene autoridad (lo que significa la inmortalidad), sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Acotaciones nuestras).

Pero claro, es que el propio Sr. Olcese nos está hablando de los miembros de la “gran muchedumbre”, de los que enfáticamente reconoce que sobreviven a la “gran tribulación” y que por lo tanto hay que pensar, razonablemente, que entran con vida al reino de Dios…… luego no han muerto y en consecuencia, no pueden participar de esa “primera” resurrección (ni de ninguna otra, lógicamente) que da acceso a formar parte del gobierno del reino; y por lo que no solo no pueden reinar con Cristo, sino que tampoco pueden adquirir la inmortalidad, algo que solo está al alcance tal como hemos señalado, de los que participan de dicha “primera” resurrección. Por lo tanto, los miembros de esa “gran muchedumbre”, vayan vestidos de blanco, de verde o de gris perla, no pueden adquirir la inmortalidad ni reinar con Cristo en el reino de Dios. Por otra parte y puesto que el mismo D. Mario reconoce que indudablemente entran al reino de Dios…… por mucho que le repatee al caballero en cuestión, los TJ en este punto tiene toda la razón del mundo y esos miembros de la “gran muchedumbre” pasan a convertirse en los primeros súbditos del reino de Dios, al tener una condición aprobada delante del Creador y que simbólicamente queda puesta de manifiesto, por el ropaje blanco del que van ataviados. Por lo tanto, querido lector, blanco y en botella: si esas personas entran al reino de Dios y sin embargo no reinan con Cristo, solo pueden ser súbditos de dicho reino…… ya otra cosa es, que eso tan de cajón, le sea entendible al Sr. Olcese; pero sea como fuere, ya les adelantamos que no va a decir ni pio acerca del planteamiento expuesto en este párrafo.

Por otra parte, otro error de bulto que comete D. Mario, queda reflejado al final de ese segundo párrafo transcrito, en donde nos dice lo siguiente:

Las vestiduras blancas las obtuvieron porque lavaron sus pecados con la sangre del Cordero y porque salen airosos de la prueba de la GRAN TRIBULACIÓN. Por eso merecen estar frente al trono y frente al Cordero con los 144,000 Hebreos.” (Negritas nuestras).

Y claro que sobrevivieron porque lavaron y emblanquecieron sus ropas con la sangre del Cordero…… nadie discute este punto; lo que tenemos que saber, es qué significa el “lavar” y “emblanquecer” uno sus ropas figurativas con dicha sangre y que no es otra cosa, que el resultado de ejercer fe en el sacrificio redentor de Cristo como todo hijo de vecino que se precie, según Juan 3:16:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.”

Y notemos que no se nos dice en este pasaje para cuándo se adquiere esa vida eterna; pero pasaje que queda complementado y para añadir más claridad al asunto, con 1 Juan 1:7:

Sin embargo, si andamos en la luz, como él mismo está en la luz, sí tenemos participación unos con otros y la sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado.”

¿Y qué resulta de dicha limpieza en virtud del sacrificio de Cristo? Pues que nos da una apariencia de justicia ante Dios y algo que parece corroborar el siguiente texto:

Vengan, pues y enderecemos los asuntos entre nosotros (dice Jehová). Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve; aunque sean rojos como tela de carmesí, llegarán a ser aun como la lana.” (Isa. 1:18)

Luego parece quedar claro que una posición de favor ante al Altísimo, queda perfectamente simbolizada por el vestir ropas blancas, eso es, por presentar una apariencia limpia de pecado ante Jehová y como resultado de ejercer fe en el sacrificio redentor de Su Hijo Cristo Jesús; y es que no recordamos ningún texto que establezca una relación causa/efecto entre eso y el reinar con Cristo ya vestido de inmortalidad…… a menos que Rev. 20:6 nos mienta.

Pero por otra parte, en ese pasaje de Juan 3:16 mencionado, vemos que por pasiva se nos insinúa la posibilidad de, si uno no se ejerce fe en la sangre de Jesucristo, pueda ser destruido…… pero ¿cuándo? Pues durante la “gran tribulación” y en donde entramos ya en otro planteamiento disparatado del Sr. Olcese, pues esa “gran muchedumbre” vestida de blanco de la que nos habla, lejos de salir airosa de la citada “gran tribulación” como incomprensiblemente nos dice D. Mario y algo que le planteamos también en otro de nuestros últimos artículo, concretamente en “¿Quiénes serán “atormentados”?” (13/02/12), esa ingente cantidad de personas no enfrenta dicha gran tribulación, sino que son ocultados de ella. Para demostrárselo, citábamos en ese artículo acerca de Isa. 26:20-21, de Sof. 2:2-3, así como también del Salmo 91 y del que transcribíamos algunos textos, concretamente del 5 al 10…… y como ya es normal, sin que dicho caballero haya sido capaz de desmentir nuestro planteamiento. Pero como apoteosis final y monumento al despropósito, fíjense en el razonamiento del tercer y último párrafo de su artículo:

Ahora bien, supongamos que estos individuos estarán como súbditos en el reino con vida eterna, ¿para qué serían probados nuevamente para ser merecedores de la vida eterna si ya ingresaron en el reino precisamente con vida inmortal? Estas son las contradicciones de la WT. Y si estos entraran al reino sin inmortalidad, para luego ser probados para ver sin son dignos de ella, ¿no haría esto que estos hombres muriesen dos veces (una muerte antes del milenio y otra que ocurrirá durante el milenio) para luego ser juzgados al final de los mil años?¿No dice Hebreos 9:25 que sólo nos espera morir una vez y después el juicio? Realmente las contradicciones de la WT no tiene cuándo acabar.” (Negritas nuestras).

Porque lo único que se puede pensar cuando se lee semejante argumento y en el que indisputablemente deja probado dicho caballero, que no tiene ni idea de lo que dice, es que toma por tontos a aquellos que le leen…… y que algo tiene que haber de ello, de lo contrario alguno se quejaría y ante tanto absurdo, le pondría las peras al cuarto demandándole que por lo menos, responda a la objeciones y aclare las cosas.

Por nuestra parte, que de tontos no tenemos un pelo (ni de listos…… ya saben, la alopecia, la edad y todas esas cosas ¡pero que le vamos a hacer!) a la primera parte del párrafo en cuestión, le respondemos de la siguiente manera: ¿Sobre qué base razonable se apoya tan “entendido” caballero, que le permita “suponer” que esa ingente cantidad de personas, entra al reino ya con la vida eterna concedida (porque la de ir vestidos de blanco ya se la hemos desbaratado)? Y es que de ser así como afirma D. Mario ¿cómo se podría explicar que el Altísimo guarde en custodia a Satanás bajo siete llaves, para soltarlo al final del milenio (Rev. 20:7-9) y poner a prueba precisamente a esos presuntamente “inmortales” personajes que han sobrevivido a la gran tribulación? ¿Es que acaso se equivocó Jehová al darles la inmortalidad y el gobierno del reino…… o qué pasa ahí? Porque recordemos que al reino de Dios, solo pasan los 144.000, mediante la “primera” resurrección y la “grande muchedumbre” a través de la “gran tribulación”…… nadie más.

En cuanto a la segunda parte de dicho párrafo ¿no le suena a D. Mario, haber leído por ahí, en algún lugar, acerca de una “muerte segunda” o algo parecido? ¿O tampoco sabe nada de eso?…… ¡sí, hombre, sí D. Mario!, lo tiene usted justo en Rev. 20:6 y que por cierto, de esa segunda muerte ya no hay resurrección, porque se produce por decreto de Jehová. Y otra cosa que nos tendría que aclarar dicho caballero, es de qué tipo de juicio nos habla para el final del milenio…… porque hasta dónde sabemos nosotros, en las Escrituras no se nos habla de ningún juico para el término de los mil años (al menos lo que entendemos por un juicio), sino de una prueba final; la misma prueba a la que fueron sometidos nuestros primeros padres…… y hasta dónde sabemos, Satanás no sometió a ningún juicio a Adán y Eva, sino que astutamente intentó entramparlos; que luego ellos resultaran entrampados, nada tiene que ver con lo que hablamos, pues fueron los que decidieron su destino.

Y ya para concluir y a modo de anécdota, nos acordamos ahora que en un artículo anterior, nos hablaba dicho caballero acerca de las “maravillas que publica” en su blog y que nosotros (ya nos disculpará) solo podemos calificar de disparates y burdas mentiras, porque toda su enseñanza no es más que una mentira detrás de otra…… y a los hecho nos remitimos: no puede rebatir ninguna de nuestras objeciones. Pero en fin, el mismo se juzga y se coloca en el lugar adecuado cuando, en otro de sus artículos, afirma que sí se toma nota de las barbaridades que va diciendo el llamado “esclavo” de los Testigos de Jehová, uno realmente llega a convencerse que esa gente está guiada por Satanás, pues sólo este espíritu engañador puede enseñar mentiras a los hombres…… pues bien, quizás sería menester que D. Mario se fuera aplicando el cuento ¿no creen? Y nos ha llamado la atención, la curiosa imagen con la que acompaña este artículo que estamos analizando y por lo que nos hemos decidido editarla también en el nuestro, pues tal parece una caricatura del propio Sr. Olcese impartiendo sus “enseñanzas”: un lio monumental y en el que él mismo queda entrampado. A este respecto es llamativo el comentario a pie de imagen, en donde dicho caballero inserta la siguiente leyenda: “¡Estoy más enredado que el “esclavo” de los Testigos de Jehová!”…… y ¡miren por dónde! quizás sea la única verdad que ustedes pueden encontrar en sus artículos.

MABEL

¡NUESTRO GOZO, EN UN POZO!

Posted in Uncategorized with tags , , , on 21/12/2010 by Armando López Golart

Y es que por un momento, empezamos a cantar victoria, pensando que Apologista Mario Olcese por fin había entrado al redil, pero no: solo fue un exceso de optimismo por nuestra parte y ya nos duele el tener que reconocerlo, pero esa es la realidad. ¿Y por qué les decimos esto? Pues porque hace unos días, D. Mario publicó un artículo sobre el tema de lo necesario de experimentar un “nuevo” nacimiento para poder tener acceso al reino de Dios, en calidad de gobernante y titulado “Es necesario nacer otra vez, para ver y entrar en el reino de Dios” (18/12/10) y en el que, entre otras, nos hacía esta ilusionante afirmación:

El otro punto es el “renacimiento del Espíritu”, el cual también debemos recibir para VER y ENTRAR en el Reino. Si alguno dice que no ha nacido del Espíritu, entonces no podrá participar del reino de Dios, pues es imposible que hombres sin el Espíritu de Dios puedan ser parte activa en la administración del reino de Dios. Y es que no se puede renacer del Espíritu si no se recibe el sellamiento del Espíritu de Dios.” (Negritas nuestras).

Y nosotros, que no podemos estar más de acuerdo con dicho planteamiento y que ya nos había abierto de par en par, las puertas a la esperanza, nos topamos casi al final de dicho artículo con la siguiente y decepcionante conclusión, en la que dice exactamente todo lo contrario, de la idea que nos transmite lo afirmado en la transcripción anterior:

Extrañamente, los Testigos de Jehová enseñan que el reino de Dios estará conformado por dos clases de individuos: los ungidos (“la manada pequeña” de 144,000 personas) que coheredarán con Cristo el reino celestial, y que son los únicos “renacidos de agua y del Espíritu”, y los únicos que son Hijos de Dios; y por otro lado, una “grande multitud” de Testigos de Jehová que no son renacidos de agua y Espíritu, y por tanto no son ungidos, ni tampoco hijos de Dios, y que vivirán como meros súbditos del reino en la tierra.” (Negritas nuestras).

O sea, que nuestro gozo en un pozo y de nuevo, con la burra en el pesebre; pero vamos a ver y para entendernos ¿qué tiene de extraña o anti-bíblica, esa enseñanza de las dos clases de los TJ? Pues nada en absoluto y solo analizando con un poco de atención, el propio primer párrafo de Apologista que hemos transcrito y cuyo mensaje subyacente, es como hemos dicho, totalmente contrario a lo que acabamos de leer; porque ¿no nos está diciendo en el mismo D. Mario, que hay algunos que afirmando no haber “nacido del espíritu”, no podrán ser parte activa en la administración del reino y lo cual comportaría, obviamente, el ser la parte pasiva luego súbditos del mismo, mientras que aquellos que sí hayan “nacido del espíritu”, tendrán parte activa en esa administración, luego gobernantes en ella? Entonces estaríamos hablando de dos grupos distintos de personas y en donde se trataría sencillamente de averiguar, si uno es parte activa de esa administración (gobernante) o si solo tiene una parte pasiva (gobernado o súbdito) en dicha administración o reino. Por lo tanto, solo es la condición con la que uno entrará en ese período milenario, el tema a discutir y no si hay una o dos clases, que por lo obvio, resulta hasta absurdo plantear semejante discusión.

Porque si hablamos de unos, que sí podrán acceder a participar en la administración del reino, ello significaría (por pasiva) que habrá otros, que no podrán hacerlo; luego estaríamos hablando en definitiva, del poder acceder o no, a un puesto de gobernante en esa administración y con lo cual, inevitablemente, estaríamos hablando de dos grupos distintos de personas: aquellos que van a poder acceder y por tanto gobernar, lo que conllevaría determinados privilegios y aquellos otros, que no van a poder acceder y por tanto, serán gobernados y sin disponer de los privilegios de los primeros. Y es que además, el mismo hecho de estar hablando de una administración, ya conlleva de forma inevitable, la existencia de administrados ¿o no? Y si ello es así (y lo es) ¿quiénes serían entonces esos administrados, según la manera que tiene el Sr. Olcese, de plantear la cuestión? Para nosotros obviamente, serían aquellos que no siendo elegidos por Jehová, para gobernar en el reino junto a Cristo, pasan a ser súbditos del mismo y que Rev. 7:9; 14, referencian como la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” y a los que habría que añadir posteriormente, a aquellos que vayan resucitando dentro del milenio, así como los que probablemente vayan naciendo de ambos; todos ellos, repetimos, súbditos del reino.

Porque, si exceptuamos el hecho de que los TJ erróneamente (cierto es) afirman que esa enseñanza solo aplicaría a sus dos clases, ¿nos podría señalar D. Mario, dónde está lo incorrecto, bíblicamente hablando, de la idea o concepto de esos señores, de dos clases distintas (gobernantes y gobernados) coexistiendo en el reino?; y que por otra parte, no es un invento de esa organización, sino que lo dice la propia Biblia. Porque si hablamos de una administración y recordemos que es el propio D. Mario, quién nos cita dicho término, es obvio que estamos hablando de dos clases: una que administra, con las capacidades y poderes que ello llevaría inherentes, en este caso, como reyes y sacerdotes, según Rev. 20:6 y otra, que es administrada y que por tanto, en su condición de súbditos, no disfrutarían de los títulos y privilegios de los primeros y lo cuál nos habla inevitable e indisputablemente, de dos clases perfectamente diferenciadas; y eso es lo que se conoce, como el razonar con lógica y sentido común.

Por lo cual le rogaríamos al Sr. Olcese y puesto que parece ser, que para él solo existe una clase y que es la que participa en la citada administración, que nos respondiera a la siguiente pregunta: ¿sobre quiénes administran entonces? Porque claro, si niega la existencia de dos clases, o bien es que considera que solo hay una (eso parece ser), o ya tendría que haber de tres para arriba y lo cual, si sería una novedad. Y es que aun no siendo (como no somos) expertos en la materia, sin embargo sí sabemos que etimológicamente el sentido del término “administración”, implica la existencia de uno que administra y otro que es administrado; luego en definitiva, dos partes, grupos o clases distintas, como quiera llamarlas, pero siempre dos (como mínimo), de lo contrario estaríamos hablando de cualquier cosa, menos de una administración y que es en definitiva, lo que significa genéricamente la palabra reino: un gobierno o administración. Pero veamos la sorprendente afirmación del amigo Mario, con la que cierra ese segundo párrafo que acabamos de trascribir:

¿Pero se puede sustentar esta creencia con la Biblia? ¡De ningún modo!”. (Negritas nuestras).

Pero vamos a ver si nos aclaramos un poco ¿cómo que la Biblia no sustenta esa creencia, si es ella misma la que nos la da? Ya otra cosa es que dicho caballero no se entere de qué va la película, porque veamos un ejemplo: hasta donde conocemos, Jesús vino a anunciar el restablecimiento del reino de David, o sea, una gobernación por Dios mediante un rey delegado y siendo Jesús, en este caso, el heredero legal del mismo; luego entonces preguntémonos ¿de qué se componía el reino de David y a la luz de lo que podían entender de ello, los judíos del tiempo de Jesús? Y que algo sabrían del asunto es obvio, ya que no consta en ningún lugar de las Escrituras, que en alguna ocasión Jesús tuviera que explicarles de qué les estaba hablando, cuando les anunciaba las “buenas nuevas del reino”. ¿Y no era acaso, de un gobierno compuesto de una reducida (hablando en términos de porcentaje) clase real, encabezada por el rey, que dirigía o gobernaba sobre unos súbditos y los cuales conformaban, la inmensa mayoría de los habitantes del reino, país o nación de Israel?

Porque eso y no otra cosa, según el registro bíblico, era el reino de David, otrora de Salomón, etc., etc.; luego esa era la idea que tenían (y tienen actualmente) los judíos, de lo que era el reino de David; es más: ese es nuestro concepto actual, a tenor de lo que solemos ver en las democracias, dictaduras, monarquías, repúblicas o cualquier otra forma de gobierno que exista en nuestros días. Y que inevitablemente, todas constan siempre de dos partes o clases: los que gobiernan (una cantidad reducida) y los que son gobernados (el resto y lógicamente muy superiores en número, de los habitantes del país o reino que se trate); y es que otra cuestión, ya sería hablar de la cuadratura del círculo. Porque otra cosa repetimos, es el disparate que afirman los TJ, en el sentido de que solo de entre su militancia se conformarán esas dos clases y que por lo tanto, si no se es miembro de esa organización, secta, sociedad o como quieran llamarla, uno será destruido; eso es otra cosa y no es de lo que, al menos nosotros, estamos hablando. Nosotros estamos hablando de la composición estructural del reino venidero de Dios, según las Escrituras, la lógica y el sentido común: unos gobernarán, sobre otros que serán gobernados; en definitiva, dos grupos o clases o como quieran llamarles, pero siempre dos. Luego parece ser que D. Mario, tiene un “pequeño” problema de interpretación…… o de tozudez.

Y de eso tan razonable, es de lo que las Escrituras nos hablan, en una visión de futuro en el libro de Revelación o Apocalipsis: por una parte, se nos muestra a un reducido grupo de personajes, cuantificados en 144.000, ya gobernando con Cristo (Rev. 14:1) y cuyo reducido tamaño, parece confirmado por las palabras de Jesús, en Luc.12:32; mientras que por otra, se nos habla de una “gran muchedumbre que ningún hombre podía contar” (por lo numerosa), sobreviviente de una “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14) y que nada tiene que ver con esos primeros; luego evidentemente representarían la parte administrada de ese reino. Y quede claro, que ya conocemos de la extraña enseñanza del amigo Olcese, en el sentido de que esos personajes sobrevivientes, también forman parte de los miembros gobernantes de dicho reino y opinión que queda reflejada, ya en los mismos titulados de los artículos que publicados en el blog de Apologista el 14/06/09, reseñaremos a continuación y que desde luego, el colmo de la coherencia en sí mismos evidentemente no son…… por lo que ya solo imaginar su probable contenido, produce escalofríos; pero en fin, juzguen ustedes mismos:

La muchedumbre incalculable de 144.000, viene de la Gran Tribulación”, luego si es incalculable ¿qué tiene que ver con los 144.000, que es un número perfectamente determinado y calculado? (Rev. 7:5-8).

Pero veamos este otro: “¿Pueden ser los 144.000 de Apocalipsis 7 y 14, la misma grande muchedumbre? ¡Las evidencias muestran que sí!” y lo cual, nos plantea otra pregunta: ¿qué evidencias se pueden aportar, para probar que un número ya contado de 144.000, pueda ser una gran muchedumbre que ningún hombre “podía contar”?

O veamos este otro: “Los 144.000 sellados de Apocalipsis, son una grande muchedumbre” y en donde de nuevo, nos topamos con la misma incongruencia, pues si estamos hablando de un grupo de 144.000, que obviamente ya están contados, ¿cómo pueden ser entonces y a la misma vez, una gran muchedumbre que según el texto sagrado, no se podía contar?

Y si no pega, pues igual con un poquito de cola…… Luego coherencia, aquello que se dice coherencia en sus argumentos y a tenor de esos titulares y sin entrar por supuesto, en los contenidos, no parece tener mucha el Sr. Olcese. Y contenidos que dicho sea de paso, hemos leído y por lo cual, podemos decir lo que decimos.

Ahora bien ¿cómo se puede probar que no es cierto, que los 144.000 de Rev. 14:1 y 3, sean lo mismo que la “gran muchedumbre” de sobrevivientes de la “gran tribulación” de Rev. 7:9; 14, como nos afirma D. Mario? Porque las cosas, no solo hay que decirlas y por muy ciertas que aparentemente sean, sino probarlas de forma razonable y coherente: pues se puede probar, sencillamente leyendo con atención y razonando con lógica y sentido común, cualidades por demás, esenciales para un correcto entendimiento de las Escrituras. Veamos: se nos dice que los que con Cristo han de gobernar y prescindamos ahora de la cantidad o número de ellos (los que sean), participan de una primera resurrección, en la que ya son levantados en inmortalidad:

Feliz y santo es cualquiera que tiene parte en la primera resurrección; sobre estos la muerte segunda no tiene autoridad, sino que serán sacerdotes de Dios y del Cristo y reinarán con él por los mil años.” (Rev. 20:6).

Sin embargo, vean lo que se nos dice que se va a hacer, con los mencionados sobrevivientes de la “gran tribulación”, aún futura:

“…… porque el Cordero (y los que con Él están, obviamente), que está en medio del trono (o sea, ya entronizado), los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.” (Rev. 7:17). (Acotaciones nuestras).

Y cuidados de los que no precisan los que con Cristo gobiernan, puesto que ya son inmortales y por lo cual, no necesitan de ser guiados o pastoreados, a ninguna fuente de aguas de vida: ellos ya poseen vida en sí mismos y no dependen, por lo tanto, de ninguna fuente de ayuda externa. Entonces estamos hablando de dos distintos grupos: los miembros de uno, ya gozando de la vida eterna desde el mismísimo momento de su resurrección y los miembros del otro, que de forma progresiva tienen que ser ayudados a conseguirla durante el milenio; porque no hay que olvidar, que la gran tribulación es seguida inmediatamente por el establecimiento del milenio, luego esos sobrevivientes entran directamente en ese período y por lo que es durante el cual, cuando les serán otorgados los citados cuidados por parte de una clase gobernante y mediadora (reyes y sacerdotes, según Rev. 20:6) entre ellos y el Altísimo. Y para más información, el Sr. Olcese podría leer nuestro escrito del 8 de Agosto del año en curso “Los dos grupos o clases” o más recientemente, “¡Por disparates…… que no quede!” y dirigido a él mismo, del 8 también, pero de este mes de Diciembre.

Pero veamos el argumento que usa el amigo Olcese para apoyar su afirmación, en el sentido de que la Biblia, no puede sustentar la idea de desarrollan los TJ:

Y es que si todos los Testigos de Jehová han creído en Cristo por la fe, y le siguen, entonces todos deberían ser hijos de Dios (Juan 1:12, Gál. 3:26). Y si son hijos de Dios, éstos son hermanos de Cristo, y coherederos de la misma promesa de heredar el reino de Dios como reyes y sacerdotes en la tierra ( Efesios 3:6; Romanos 8:17; Apocalipsis 5:10).” (Negritas nuestras”.

Y deducción simplista donde las haya y carente de todo apoyo bíblico, que no deja de ser otra demostración del arte de mezclar “churras con merinas” y en el que el Sr. Olcese (que no parece aclararse), se prodiga en exceso. Porque es cierto que cita de Juan 1:12 y Gál. 3:26, pero para apoyar una idea (como suele ser frecuente en dicho caballero) con la que esos textos no guardan ninguna relación y cuya explicación detallada del correcto sentido de los mismos, la podrán encontrar en el artículo de este último 15 de Diciembre, titulado “¡Y La Atalaya tenía razón!”. Porque nada tiene que ver, pero en absoluto, el tener fe en Jesucristo y en su sacrificio redentor, con el ser elevado a la condición de Hijo adoptivo de Dios; y es que una cosa es el que uno tenga que creer y ejercer fe en Jesucristo, como requisito previo e indispensable para que Jehová lo pueda escoger (o no) como Hijo adoptivo y otra muy distinta, el que tener semejante fe, lo convierta a uno de forma automática en Hijo de Dios. Y extremo que queda probado, cuando analizamos la razón o propósito, por lo que el Altísimo ofreció a Su Hijo en sacrificio:

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido (no se pierda, no muera, según versiones), sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16). (Acotación nuestra).

Luego aquí no se nos dice que Jehová dio a su hijo, para convertir en Hijo Suyo, a todo aquel que creyera y/o ejerciera fe en él, sino para que no fuera destruido y que es muy distinto…… pero que muy distinto; tanto, que es diametralmente opuesto a lo afirmado por el Sr. Olcese. Y como ejemplo probatorio de lo dicho, vemos que los sobrevivientes de la “gran tribulación” y que no son Hijos de Dios, ya que no participan de la primera resurrección y reservada solo para estos, no solo no son destruidos y sobreviven a esa “gran tribulación”, sino que si continúan manteniendo integridad durante el milenio, les es concedido al final del mismo, el alcanzar la vida eterna. Y que no son destruidos, precisamente por ejercer fe y creer en Jesucristo:

Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios……” (Rev. 7:14-15)

Sin embargo y contrario a la opinión del Sr. Olcese, no estamos hablando de Hijos de Dios, ya que esos personajes no pueden gobernar en el reino, en calidad de reyes y sacerdotes, porque esa condición solo la consiguen aquellos que toman parte en la primera resurrección y ellos no vienen de ninguna resurrección, porque han pasado con vida, al período milenario del reino; lo mismo aplica a aquellos que durante ese período de tiempo vayan resucitando (luego ya estaríamos hablando de una resurrección, de distinta calidad y objetivo de la primera) y que junto a los primeros conformarán el grupo de los súbditos del reino. Y que si en su nueva vida, reconocen el sacrificio expiatorio de Cristo y mantienen integridad hasta superar la prueba final (Rev. 20:7-10), alcanzarán también la vida eterna. Luego los hechos dejan claro, que nada tiene que ver, el creer y ejercer fe en Jesucristo, con el ser uno considerado Hijo de Dios y por tanto, gobernante en ese reino: es requisito fundamental para tener opciones de ser “escogido”, cierto es, pero de ninguna manera la causa directa y última para serlo.

Ahora bien, nos podríamos preguntar lo siguiente: ¿quiénes son entonces, aquellos que serán destruidos, según se infiere de Juan 3:16?: pues todos aquellos que al término de los mil años, al ser soltado de nuevo Satanás, caigan en sus trampas (Rev. 20:7-8) como en su día cayeron Adán y Eva y se rebelen contra Jehová. Los tales serán lanzados al destructor “lago de fuego” (Rev. 20:15) o “muerte segunda” (Rev. 20:14) y de la que no hay posible resurrección; o sea, serán destruidos. Por cierto y como nota aclaratoria para D. Mario: si quiere saber de quién llegan a ser hijos esos sobrevivientes, que entran en el milenio como súbditos, así como aquellos que durante el mismo, son resucitados y que ninguno de ellos, puede ser Hijo de Dios, puesto que no han participado de la primera resurrección (y reservada solo para estos), lo explicamos en la parte final del mencionado artículo del día 15 de este mes de Diciembre…… y que desde luego ya le adelantamos, que no son hijos de Satanás.

Luego y volviendo al tema, parece que una vez más Apologista Mario Olcese, lejos de reflexionar sobre aquellas objeciones que se le plantean y entrar en un enriquecedor debate e intercambio de argumentos, con la finalidad de encontrar la verdad (y no de saber quién tiene razón o no, que esa no es la cuestión), sigue con su línea habitual de continuar publicando erróneos razonamientos, cuadren o no con el relato bíblico y aunque le caigan chuzos de punta (en forma de bien documentadas objeciones), quizás con la ingenua creencia de que una mentira, a fuerza de repetirla, acaba por convertirse en verdad. Eso sí, dándoselas de vocero de las “prístinas verdades de la Biblia” y como no, de “adalid de la verdad” y que ya es el colmo…… pero en fin, si él lo dice.

Y ahora, queridos lectores, ya saben lo que sigue a continuación: esa recomendación de coger la Biblia, comparar textos, analizarlos debidamente, sacar lógicas conclusiones y ya si pudieran (sería la repera), pues el leer también algunos de los títulos recomendados. Y si opinan que no estamos en lo correcto, hágannos el impagable favor de corregirnos, por aquello de que nosotros…… también la podemos liar; mientras tanto, aquí quedamos a la espera de que el amigo Mario, nos plantee alguna rectificación. Y es que somos así de optimistas, no lo podemos evitar.

MABEL