Archivo de gran trono blanco

LA «PRUEBA FINAL»…… ¿CÓMO SE LA IMAGINA USTED?

Posted in Uncategorized with tags , , , , , , , , on 25/03/2014 by Armando López Golart

thEs más…… ¿le teme usted a dicha “prueba” y de la que se nos habla en Rev. 20:7-10? Y ello se comprendería, a tenor de lo que nos explican de esta cuestión los llamados “entendidos” y que se atribuyen doctos estudios en teología, pues sobre la misma dicen todo tipo de tropelía y mostrando con ello la tremenda ignorancia que les adorna en cuanto a la comprensión del contenido de las Escrituras, que es y como diría un castizo, “pa mear y no echar gota”. Porque no estamos hablando de unos simples “mercachifles” que de pronto aparezcan por ahí, soltando chorradas una tras otra, sino de personas que presumen de ser licenciadas en teología, supuestamente preparadas intelectualmente y que están al frente de reputadas organizaciones religiosas de la cristiandad, bien sean Adventistas, Evangélicos, Mormones, Testigos de Jehová, Bautistas, Pentecostales , etc., así como de organizaciones menores como la dirigida por el llamado Pastor Dawlin Ureña (otro que tal baila) de la República Dominicana.

Y es que para documentarnos un poco más sobre esto que están leyendo ahora, queridos amigos que nos siguen, nos dimos un “garbeo” por la red para ver qué se decía por ahí fuera acerca del asunto que nos llevábamos entre manos, visitando algunas páginas y videos en donde predicadores de las susodichas confesiones religiosas, así como “entendidos” en la materia y que supuestamente van por libre, analizando todo aquello que sobre el tema publicaban en sus respectivos artículos. Bien, el resultado ha sido que nos hemos quedado “a cuadros” (ergo “pasmaos”), al ver las barbaridades que son capaces de afirmar esos “intelectuales” y en un total desconocimiento de las Escrituras, que encima se las dan de “ungidos”, por tanto futuros reyes y sacerdotes al lado de Cristo durante el milenio y condición que afirman, es extensiva a todos aquellos que les escuchan y siguen…… o sea, disparate sobre disparate. Por lo que no se tomen como una pedantería por parte de los autores de este blog lo que vamos a decirles, pero es que al final nos tendremos que creer aquello en lo que algunos de nuestros lectores nos han insistido, en el sentido de que lo que nosotros publicamos es totalmente distinto a lo publicado en el resto de páginas de corte religioso existentes en la Red, eso es, que somos los únicos que parece ser transmitimos de las Escrituras lo que realmente estas intentan comunicarnos…… por lo que si ello es así (¡ya nos gustaría!), vamos a darles nuestra opinión acerca de la llamada “prueba” a la que será sometida la humanidad al término del periodo milenal y que a nuestro entender, va más allá de lo que se podría entender como una simple prueba; y que en cualquier caso, en las Escrituras se nos presenta de la siguiente manera:

Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos (los que seguirán a Satanás en su rebelión) es como la arena del mar (por lo numerosos). 9 Y avanzaron (los extraviados) sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. 10 Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados día y noche para siempre jamás.” (Rev. 20:7-10). (Acotaciones nuestras).

Luego estaríamos hablando y resumiendo un poco la cosa, de una destrucción eterna de muchísimas personas y con lo que ello representa; y si tenemos en cuenta que dicha advertencia lleva ahí anunciada por casi 2.000 años y aún le faltan como mínimo 1.000 más para su cumplimiento, además de que todo parece indicar que los que serán extraviados serán más numerosos que aquellos que no se dejarán extraviar, la cosa como que no “pinta” demasiado bien y lo que podría atemorizar a más de uno de la “parroquia”…… pero la pregunta es la siguiente ¿es usted de los que creen que van a ser extraviados, o de aquellos que más bien al contrario, están convencidos de que van a permanecer fieles a Jehová? Si en su ánimo está el contarse entre estos últimos, no tiene de qué preocuparse y como comprobará si sigue leyendo; porque vamos a analizar la secuencia de los hechos que se producen a partir de ese pasaje transcrito, los cuales iremos desarrollando progresivamente y explicando cada una de ellos para mejor comprensión de la idea que pretendemos trasmitirles.

Pero antes de continuar, permítannos un inciso para señalarles algo que entendemos importante: para una correcta comprensión de lo que vamos a escribir, vamos a añadir una serie de enlaces que les llevarán a unos artículos publicados con anterioridad y que proporcionan explicaciones complementarias al tema que nos ocupa y que les facilitarán la correcta comprensión del mismo…… y por supuesto somos conscientes de que ello les resultará en un esfuerzo adicional. Pero piensen que el aprender de la Palabra de Dios exige de mucho esfuerzo y que no se consigue dicho objetivo solo por leer algún escrito porque nos “suene” bien, como podría ser en el caso de algunos que les gusta lo que leen porque les resulta novedoso y atractivo, pero no profundizan en ello y al rato ya se han olvidado de lo que han leído…… lo que les impide el acumular datos e información que con el tiempo les puedan ayudar a entender temas más complejos (Mat. 13:51-52). Dicho lo cual, metámonos “en harina” y entremos ya a ver que sucede a continuación de este aprisionamiento de Satanás, según como nos lo cuentan los versículos que siguen al pasaje mencionado, eso es, del 11 al 13 y en donde se nos muestra la puesta en marcha del reino de Dios y de ahí que se lea esto en el verso 11:

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo y no se halló lugar para ellos.”

Pausemos aquí, para señalar que es cierto que la inmensa mayoría de los “entendidos” actuales afirman que la aparición del mencionado “gran trono blanco” se produce al final del milenio y planteamiento que cambiaría radicalmente la lógica del contenido escritural, por lo que ya desde este blog demostramos en un artículo publicado el 29/01/12 que eso no puede ser así como se nos cuenta, de ninguna de las maneras; porque de lo que se nos está hablando en ese verso 11, es del momento en que Jesucristo toma el poder del reino (de sus acompañantes ya se nos ha hablado en el versículo 4 de este mismo capítulo 20) y algo que cuadraría, con lo que leemos en la profecía conocida como la de “las ovejas y las cabras”, que inicia así:

Cuando el Hijo del hombre llegue en su gloria y todos los ángeles con él, entonces se sentará sobre su glorioso trono.” (Mat. 25:31).

Teniendo esto claro, demos un nuevo paso y veamos que se nos dice ahora en los versículos 12-13:

Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados individualmente según sus hechos.”

Una vez ya establecido aquí en la tierra el gobierno que dirigirá los asuntos humanos durante mil años, vemos que a continuación da inicio el más grande y maravilloso suceso que jamás la humanidad haya contemplado: la resurrección de los muertos; y resurrección de la que ya nos habló, por ejemplo, el apóstol Pablo y cuyas palabras están registradas en Hech. 24:15:

“…… y tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber resurrección así de justos como de injustos.”

Pero tema en el que hay fuerte polémica, pues esos “intelectuales” mencionados al inicio de este escrito, afirman sin lugar a duda alguna que en dicho pasaje se está hablando, no de una resurrección durante el milenio y en la que participan todos, “justos” e “injustos”, sino de dos resurrecciones distintas y separadas en el tiempo por mil años: la primera que se nos anuncia en Rev. 20:6 y en la que solo participan aquellos que tienen que reinar con Jesucristo en el reino de Dios (o sea, los “justos”) y por lo que, lógicamente, esta se produce antes del establecimiento de este; y una segunda resurrección que supuestamente se produce al final del milenio para los “injustos”, para ser juzgados y destruidos eternamente…… pero idea que ni por el forro se desprende del pasaje citado, ni de Dan. 12:2 que también hace referencia a dicha resurrección y que, además, no se sostiene cuando se contrasta con el contexto bíblico y algo que ya explicamos desde este blog, en un artículo publicado el 19/08/10. Porque, por ejemplo, lo que Jesús dijo acerca del tema y de donde Pablo se apoyó para sacar la conclusión expuesta en el pasaje mencionado de Hech. 24:15, fue esto:

No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos (no unos ahora y otros al cabo de mil años) los que están en las tumbas conmemorativas (o en el recuerdo de Jehová) oirán su voz 29 y saldrán, los que hicieron cosas buenas (“justos”) a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles (“injustos”) a una resurrección de juicio.” (Juan 5:28-29). (Acotaciones nuestras).

Entonces queda claro que Jesús estaba señalando a una resurrección conjunta en la que se levantarían “justos” e “injustos” (para más información al respecto, pueden considerar nuestro artículo del 06/04/13) y en la que cada uno recibiría la porción que le correspondiera o, lo que es lo mismo, que estaríamos hablando de una sola resurrección y durante el período milenial, con dos retribuciones distintas; y siendo los “justos” personajes como los Abraham. Daniel, David, etc. etc. etc. y los “injustos”, aquellos que a lo largo de su vida y a diferencia de los anteriores, no conocieron a Jehová y no lo tuvieron como su Dios, pero a los que se les dará la oportunidad de conocerle y servirle durante el milenio. Que ello es así, queda claro cuando se profundiza en lo que se lee acerca de los sobrevivientes de la futura “gran tribulación” y que cuadra con el hecho de que la venidera gran predicación de Mat. 24:14, tiene que extenderse por “toda la tierra habitada”; pero veamos que se lee en Rev. 7:9-10, acerca de dichos sobrevivientes:

Después de estas cosas vi y, ¡miren!, una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos de largas ropas blancas; y había ramas de palmera en sus manos. 10 Y siguen clamando con voz fuerte y dicen: “La salvación se la debemos a nuestro Dios, que está sentado en el trono y al Cordero”.”

Luego si estas “buenas nuevas” de Mat. 24:14, se llevarán hasta el último rincón del globo y a gente que en su inmensa mayoría no conoce a su Creador, para darles la oportunidad de que puedan conocerlo y servirle y así poder sobrevivir a la citada “gran tribulación” y con ello preservar su vida (Rev. 7:14-15), solo es razonable pensar que a aquellos que murieron siglos antes y en la mismas condiciones de “injustos” que los mencionados, eso es, que tampoco conocieron a Jehová, también se les dé una igual oportunidad para poder recuperar la vida que el pecado les arrebató…… recordemos que es el propio Jehová Dios el que nos menciona que no tiene ningún deleite en la muerte del inicuo, sino en que este se arrepienta de su mala actitud y siga viviendo, para lo cual es necesario que se les dé una oportunidad:

Diles: “Tan ciertamente como que yo estoy vivo -es la expresión del Señor Soberano Jehová-, no me deleito en la muerte del inicuo, sino en que alguien inicuo se vuelva de su camino y realmente siga viviendo. Vuélvanse, vuélvanse de sus malos caminos, pues, ¿por qué deberían morir, oh casa de Israel?”.” (Ezeq. 33:11).

Por lo que es obvio que Jehová Dios, extenderá también dicha oportunidad a esos “injustos” que se levantarán en la resurrección y dejará que sean ellos los que decidan, mediante su comportamiento durante el milenio, acerca de la calidad última de su resurrección: o bien para vida eterna, o bien para destrucción eterna. Aclarado este punto, sigamos con ese versículo 12 y que nos habla de la resurrección de los muertos a continuación de iniciado el milenio, en donde vemos que también se nos explica que “se abren rollos” y a los que hay que prestar muchísima atención, pues es en donde está la clave para no tener miedo a la “prueba final” de la suelta de Satanás, sino todo lo contrario; pero recordemos dicho pasaje y diseccionémoslo, para ver que realmente se nos explica en el mismo y algo que parece ser, los “teólogos” actuales no acaban de tener claro:

Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos.”

Porque dichos “entendidos” dicen que en esos “rollos” que se abren, están escritas las cosas que cada uno hizo en vida y que en función de ese registro, es por las que serán juzgados los “injustos” al final del milenio; y para lo que se apoyan en la última frase de dicho pasaje …… pero aquí se nos abren algunas incógnitas, porque entonces ¿qué sentido tendría, el que se abrieran los citados “rollos” al inicio del período milenial y como se sobreentiende del pasaje citado, si no serían usados hasta mil años después y en el bien entendido de que fuera cierta la propuesta de esos señores? Tengamos en cuenta también, que dichos “muertos” y los nuevos “rollos” aparecen en el contexto del establecimiento del “gran trono blanco” que ocupa Jesucristo, eso es, al inicio del milenio y no al final del mismo, lo que demuestra que al término de los mil años del reinado de Cristo no hay resurrección alguna y como nos aseguran esos “entendidos” actuales, sino una “prueba” a la que es sometida la humanidad entera, con la suelta de Satanás.

Pero es que además, en ese contexto y junto con los nuevos “rollos” mencionados, se nos señala que se abre otro, el “de la vida” y en el que no sabemos a quiénes se va a apuntar; porque si el planteamiento de dichos “intelectuales” fuera cierto, en el sentido de que los que participan de la “primera” resurrección, más los que sobreviven a la “gran tribulación” reinarán con Cristo en calidad de inmortales reyes y sacerdotes (eso es lo que nos están proponiendo) y solo hay otra resurrección al final de los mil años para juicio y destrucción eterna de los “injustos” a partir de sus fechorías en vida y expuestas en los primeros “rollos”…… ¿para qué puñetas hace falta un “rollo de la vida”, si los primeros ya son inmortales y por lo que ya están por encima del bien y del mal, mientras que los segundos no pueden ser apuntados en él, pues resucitan al “final” del milenio y para destrucción eterna? Y ello, siempre partiendo de lo que nos proponen esos “genios” de la teología; pero como todo eso suena a disparate, solo cabe pensar que esos nuevos “rollos” tengan otro propósito y según explicamos nosotros en otro artículo publicado el 07/07/13 y por lo que no insistiremos de nuevo en el asunto; porque de lo que hablaremos ahora, es del vital contenido de esos “rollos” que se abren y que no pueden significar otra cosa más que nueva información, tendente a la edificación espiritual de los que entren a vivir en ese nuevo mundo.

Porque si bien y como a nuestro entender todo apunta, es cierto que cuando uno entre en el reino de Dios ya será dotado de un cuerpo físico perfecto, tanto si viene de la “gran tribulación”, como si lo hace desde la resurrección (ver nuestro artículo del 09/04/12), no es menos cierto que ello no ocurre así con la condición espiritual del “personal”; pues infinidad de los que se levantarán en la resurrección, de espiritualidad ¡pues lo que nosotros les digamos, oigan!, ya no conocerán a Jehová y se les tendrá que enseñar todo acerca de Este. Súmenle a ello y siendo cierto que aquellos que entren en dicho reino como sobrevivientes de la gran muchedumbre, lo consiguen porque “han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero”, eso es, han conocido el propósito redentor del Altísimo y han dado los pasos para beneficiarse del mismo (por lo que tendrán una sustancial ventaja sobre aquellos que resuciten y que no tuvieron relación alguna con el Altísimo en el plano espiritual), no es menos cierto que actualmente las personas estamos alejadísimas de Dios y que entraremos en el reino (los que lo hagan) con un aprobado más bien “raspadito” en cuanto a espiritualidad; lo que significa que para poder enfrentarnos con las artimañas de Satanás cuando este sea soltado y que es un elemento de mucho cuidado, necesitaremos haber acumulado durante esos mil años un tremendo caudal de información tendente a elevar nuestra espiritualidad a un grado óptimo suficiente, o de lo contrario no superará la mencionada “prueba” ni el “lucero del alba”…… y esa información es, precisamente, la que contienen esos nuevos “rollos” que se abrirán.

No pasemos por alto que cuando el ser humano haya alcanzado la perfección completa, eso es, el volver a la misma condición que tuvo Adán en un principio, será un ser poderosísimo (de hecho, Adán era un dios en el mundo de lo material) y al que Satanás no podrá enfrentar directamente, como no lo pudo hacer con nuestro primer padre ¡vamos, que ni siquiera lo intentó! Fijémonos que el hecho de que recurriera a la astucia y la mentira a través de la mujer Eva, ya nos indica que ese “pendón verbenero” sabía que con Adán tenía poco donde “rascar”; y así va a actuar de nuevo, para entrampar o extraviar al “personal”…… usando artes malignas y engañosas; ahora bien ¿a quienes va a entrampar? ¿Quiénes serán aquellos que se verán seducidos a seguirle en su nueva rebelión contra la Soberanía de Jehová Dios? Pues sencillamente, aquellos que hayan pasado por alto la importancia del contenido vivificador de esos nuevos “rollos” que serán abiertos en beneficio de quiénes aprecien las cosas de Jehová y se hayan dedicado a menesteres menos edificantes; pero pongamos un ejemplo práctico, para corroborar nuestro planteamiento sobre la finalidad de dichos “rollos”: todos aquellos que sobrevivan a la “gran tribulación” y entren al reino de Dios, sencillamente consiguen dicho objetivo porque habrán aprovechado al máximo la fuente de información espiritual que tenemos hoy día a nuestro alcance, eso es y a modo de simbólicos “rollos”, los distintos libros que conforman como un todo lo que hoy conocemos como La Biblia…… pero que esta llega hasta donde llega, en el cumplimiento de su propósito. Porque veamos y para apoyar este razonamiento, unas palabras del apóstol Pablo:

Por consiguiente, la Ley ha llegado a ser nuestro tutor que nos conduce a Cristo, para que se nos declarara justos debido a fe. 25 Pero ahora que ha llegado la fe, ya no estamos bajo tutor (eso es, bajo dicha Ley).” (Gál. 3:24-25). (Acotación nuestra).

Y dado que la Ley ya dejó de ser el tutor mencionado, pues Cristo ya había aparecido, esta pasó a mejor vida, o sea, que cumplido ya su papel, en ese mismo momento fue abolida (Col. 2:14); algo parecido podríamos decir del NT y básicamente la Revelación y dicho sea a grosso modo para que se entienda la idea, que han sido la guía que a modo de “tutor” ha ayudado a muchas personas a enfrentar “las maquinaciones del diablo” (Gál. 6:10-13) por casi 2.000 años y que nos ha permitido a algunos de esta última generación, llegar con una buena posición espiritual hasta las mismas puertas del reino de Dios. Y por lo que cuando ya estemos dentro del mismo, la Biblia y cumplido su propósito, quedara obsoleta y precisándose desde ese mismo momento en adelante, información adicional adecuada a las nuevas circunstancias concurrentes y que nos capaciten para enfrentar el último desafío por venir…… y ahí es en dónde encajan los “nuevos rollos” para cumplir con dicho cometido.

Por ello que entendamos desde este blog, que la tan traída y llevada “prueba final” no es algo para temer, sino algo para desear…… sí, sí, tal como lo leen. Porque veamos: si usted, querido lector o lectora sigue este blog, es obvio que lo hace porque le interesan las cosas de Dios, pues aquí no hablamos de otro tema; y en el bien entendido que nuestra información se limita a textos bíblicos explicados, eso es, que no nos inventamos nada ni enseñamos nada, pues solo buscamos ayudar a hacer más entendibles los distintos pasajes considerados a la luz de sus contextos y ya a partir de ahí, que cada uno con su ejemplar de las Escrituras saque las oportunas conclusiones…… luego lo que en definitiva usted está haciendo en todo este proceso, es leer de la Palabra de Dios. Pero que en todo caso, usted se siente atraído por dicha Palabra de Dios y lo que muestra que usted y quien quiera que sea, está consciente de su necesidad espiritual y por lo que le aplican las palabras de Jesús en su llamado “sermón del monte”:

Felices son los que tienen conciencia de su necesidad espiritual, puesto que a ellos pertenece el reino de los cielos.” (Mat. 5:3).

Por lo que cuando esté en ese nuevo mundo, lo razonable es que usted siga apreciando la sana información que se le vaya dando y ya directamente de una fuente divina, eso es, de parte de Dios mediante sus reyes y sacerdotes y a diferencia de lo que ocurre a día de hoy, con tanta información falsa promovida por el hombre; por lo que imagínese por un momento, lo “jugoso” que estará ese “alimento” espiritual que recibirá directamente de Jesucristo y sus hermanos y que progresivamente le irá acercando más y más a su Creador, sin nada ni nadie que le estorbe y no como ocurre ahora, que se nos “pincha” por tierra, mar y aire. Sin embargo y con la aparición de los resucitados, algo cambiará en el panorama, pues probablemente una inmensa mayoría y que no habrá vivido los momentos finales del mundo como lo conocemos, así como las generaciones que vayan apareciendo dentro de ese mundo de bonanza en el que se habrá convertido la tierra, se decantarán más por disfrutar de los beneficios materiales que se nos brindarán en ese paradisíaco mundo, que de aprovechar el contenido de los benéficos “nuevos rollos” y que nos prepararán para la “prueba” final; y con lo que no se quiere decir que ello signifique que dichas personas no tengan un buen comportamiento dentro de esa nueva sociedad…… lo que quiere decir, es que cuando sea soltado Satanás probablemente les pillará “el toro”, eso es, que se encontrarán con las defensas espirituales mal nutridas y lo que las convertirá en terreno abonado para dicho maléfico personaje.

Pero hemos dicho que ese es un momento para desear, no para temer, porque si uno es poderoso espiritualmente, eso es, que haya aprovechado bien el tiempo durante esos mil años para nutrirse adecuadamente, es muy posible que Satanás ni se le acerque (recuerde que no lo hizo con Adán), sino que como animal de presa, dirija toda su atención a aquellos que vea “cojear” y los devore, eso es, los “extravíe” con sus engañosas maquinaciones o artimañas. Luego nada que temer y mucho que desear que llegue dicho momento, cuando el tema se enfoca desde una óptica correcta y lo que implica, el ver la cuestión fundamental que subyace detrás de lo que siempre se ha planteado como la “prueba final”, cuando en realidad tendríamos que estar hablando de la gran oportunidad final. Y es que la humanidad yace sumida en el pecado, por la errada decisión que en su momento tomó Adán, cuando le fue dicho esto:

Y también impuso Jehová Dios este mandato al hombre: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. 17 Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás.” (Gén. 2:16-17).

La pregunta es ¿por qué Adán desobedeció semejante mandato? Y aunque nos apartemos un poco del tema, lo creemos necesario pues es una pregunta interesantísima, porque nos pone sobre aviso de un error que nunca debemos cometer si queremos superar esa “prueba” final con éxito, porque veamos: en ese envite, Adán tenía todas las de ganar, pues Satanás no le podía tocar ni un pelo…… ni siquiera engañarle; de hecho, lo que leemos en 1 Tim. 2:14, es que “Adán no fue engañado”, sino que la mujer fue la engañada, luego ¿qué ocurrió? Pues que Adán sucumbió al engaño satánico por medio de la presión de su esposa, por una sencilla razón y que nada tenía que ver en que Satanás le pudiera entrampar él (pues de hecho no lo hizo), sino porque el primer hombre antepuso algo a su relación con Jehová: a Eva…… o sea, que Adán tuvo que decidir entre si obedecer a Jehová y perder a su esposa, pues él sabía que ésta había incurrido en un pecado que implicaba muerte, o por el contrario seguir a su esposa (en definitiva, a Satanás), carne de su carne (Gén. 2:23) y desobedecer a Jehová; desafortunadamente optó por lo segundo y así “nos luce el pelo” ahora. Y ese es el error que tenemos que evitar cometer, eso es, el permitir que algo, lo que sea y por muy querido que nos sea, se interponga entre nuestro Creador y nosotros; porque la realidad es la que es y a resultas del error de Adán, sus descendientes hemos cargado con “el mochuelo”…… luego y retomando el hilo de lo que decíamos, la finalidad última por la que Jehová pone ante nosotros la “prueba” mencionada, no es con la intención de probarnos ya que Él conoce el corazón de las personas y sabe perfectamente quiénes le son leales y quiénes no, sino para darnos la maravillosa oportunidad de decidir por nosotros mismos a quién queremos servir: si a Él, como escogió Jesús, o a Satanás, como escogió Adán.

Por eso los autores de este blog, no tememos ese momento en que supuestamente seremos probados, sino que deseamos que llegue ese momento y poder manifestar personalmente de una vez por todas, que deseamos vivir eternamente bajo la soberanía del Supremo Hacedor del Universo y todo lo que este contiene, Jehová Dios, porque le amamos y porque eso es lo que queremos: enfrentarnos a ese repugnante sujeto que es Satanás el Diablo y decirle directamente que nuestra porción está al lado de nuestro Creador, mientras que su porción es la destrucción eterna…… al hilo de esto, vean lo que Jehová dijo en su momento:

Esto es lo que ha dicho Jehová: “Los cielos son mi trono y la tierra es el escabel de mis pies.” (Isa. 66:1).

Y todos sabemos que un “escabel” no es más que una especie de banqueta en donde debido a la altura de un trono (Jehová nos habla en términos de percepción humana) apoya sus pies un rey y por lo que se podría entender que dicho “escabel”, forma parte del mismo. Ello nos permite decir, que simbólicamente dicho divino “escabel” estará conformado por los primeros seres humanos que decidieron y en uso de su libre albedrío, el apoyar, contra “tirios y troyanos”, la Soberanía del Creador de todo el Universo sobre su creación viviente, frente al maléfico resistidor Satanás el diablo. Y ese es un privilegio, queridos amigos que nos leen, que no queremos perdernos por nada de este mundo los autores de este blog, pues dicha gesta y cuando el ser humano se vaya expandiendo y poblando el universo (ver nuestro artículo del 07/07/11), será recordada por generaciones y recompensada por Jehová, al tenernos como el “escabel” de Sus pies. Es por esto por lo que afirmamos que no hay que temer ese momento de la llamada “prueba final”, sino que todo al contrario, lo que hay que desear es que llegue cuanto antes, pues el privilegio que devengará en aquellos que teniendo por bandera el amor hacia su Creador la superen, será infinito: ser por una eternidad y como ejemplo universal de lealtad a Este, el “escabel” sobre el que el Altísimo Soberano de todo el Universo, Jehová Dios, soportará o sustentará la “legalidad” de Su Soberanía sobre toda la creación material viviente.

Dicho lo cual, de nuevo le emplazamos a que coja su ejemplar de las Escrituras y compruebe si lo que nosotros le proponemos, se ajusta a lo que usted entiende de ellas acerca del tema expuesto; por lo que hecho este pequeño recordatorio, solo nos queda plantearle una pregunta…… ¿formará usted parte de dicho “escabel”?

MABEL

EL MISTERIO DEL «GRAN TRONO BLANCO»: ¿ANTES…… O DESPUÉS DEL MILENIO?

Posted in Uncategorized with tags , , , , , , , on 29/01/2012 by Armando López Golart

Y es que la inmensa mayoría de estudiosos que publican en Internet (sino todos) y que nos hablan acerca de este pasaje de Rev. 20:11 (y hasta donde hemos podido comprobar), de forma sorprendente llegan a una misma conclusión: colocar el momento de la aparición del “gran trono blanco” mencionado en dicho pasaje, al final del reino milenario y como continuación de la secuencia de la rebelión y posterior destrucción de Gog de Magog y de sus seguidores, así como del gran instigador de dicha rebelión, Satanás el Diablo…… también nos dicen algunos de ellos (casi la mayoría), que el ocupante de ese singular “trono” es el propio Jehová Dios. Pero claro, cuando uno contrasta dichas afirmaciones, con lo que realmente dicen las Escrituras acerca de ello y siempre que se sea un poco respetuoso con el texto sagrado (en este blog, presumimos de ello), se da cuenta que algo falla en ese planteamiento. Y puesto que es de todos conocida la opinión de los autores de esta página, en el sentido que los mejores “instrumentos” para entender la Biblia, son el leer correctamente y el razonar con lógica y sentido común sobre aquello que se lee, pues desde esta premisa es de la que partiremos para desentrañar el citado “misterio”; dicho lo cual, pasemos a analizar el contenido del citado pasaje:

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo y no se halló lugar para ellos.”

Es evidente, por lo que sigue a continuación en los versos del 12 al 15, que aquí se nos está hablando de un juicio…… de un gran juicio; pero de entrada ¿dónde en las Escrituras, se nos menciona algo parecido a un “juicio” al final del reino milenario de Dios, como apuntan la inmensa mayoría de esos estudiosos que publican en la Red? Por otra parte, lo único que la Biblia nos cuenta acerca de lo que ocurre al término del período de mil años, lo tenemos en los cuatro versículos inmediatamente anteriores al citado y que son los que contribuyen a confundir al personal…… a partir de eso, el silencio más absoluto acerca de lo que ocurre después de finalizado el milenio; pero leámoslos:

Ahora bien, luego que hayan terminado los mil años, Satanás será soltado de su prisión 8 y saldrá a extraviar a aquellas naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, para reunirlos para la guerra. El número de estos es como la arena del mar. 9 Y avanzaron sobre la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada. Pero descendió fuego del cielo y los devoró. 10 Y el Diablo que los estaba extraviando fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya estaban tanto la bestia salvaje como el falso profeta; y serán atormentados (destruidos) día y noche para siempre jamás.” (Rev. 20:7-10). (Acotación nuestra).

Luego de lo que estaríamos hablando aquí, no sería de un juicio propiamente dicho, sino de una prueba que resulta en destrucción inmediata y eterna para aquellos que no la superan. No olvidemos, que los seres humanos y a raíz del pecado de nuestros primeros padres (Adán y Eva), al rechazar estos la soberanía de su Creador para someterse a la de Satanás, nacemos bajo la maldición del pecado heredado. Pero Jehová, en Su Justicia y Misericordia infinitas, tuvo en mente el permitir que cada miembro de la humanidad tuviera en su momento, la oportunidad de decidir por sí mismo (y no que alguien lo haga en su lugar, como ocurrió en el caso de Adán) a qué soberanía decide someterse. Por eso se guarda a Satanás por mil años…… para ser soltado cuando la humanidad haya alcanzado las mismas condiciones de perfección de las que gozaron nuestros primeros padres y poder decidir por sí misma, cómo responder a Satanás en su empeño por extraviar. Entonces queda claro que ese “gran trono blanco” para juicio y siempre partiendo, de lo que comúnmente entendemos por un juicio, no encaja en los acontecimientos que marcan el final del período milenario; entonces…… ¿cómo se resuelve el “misterio”?

Y es que tenemos dos errores fundamentales que cometen aquellos que defienden dicha teoría: el primero y como ya hemos apuntado brevemente, el pasar por alto que en las Escrituras no se nos da ninguna información de lo que ocurre a partir del momento en que Jesucristo devuelve a Jehová el control de la situación (1 Cor. 15:24-28) al final del milenio, pues el registro bíblico solo contempla los hechos que van desde la creación de Adán y Eva, hasta el momento en que Satanás es destruido…… más allá de esto (repetimos), el silencio más absoluto; por lo que nos encontramos con que nada de lo que digan las Escrituras, puede ser ubicado más allá de ese horizonte y por lo cual, todo lo escrito en la Biblia tiene que situarse dentro de los límites de esos dos sucesos mencionados.

El segundo error que incomprensiblemente cometen los que colocan la aparición del citado “gran trono blanco” al final del milenio, es dar por sentado que la narración del capítulo 20 de Revelación es correlativa, sin tener en cuenta su contexto y que una lectura cuidadosa del mismo, nos muestra que eso no puede ser así, porque vamos a ver: en el cap.19 y desde el verso 11 hasta el 21 y final de dicho capítulo, se nos habla de la batalla que libra Jesucristo en su segunda venida, conocida como la batalla de Armagedón, contra “la bestia” y el “falso profeta” (instrumentos de Satanás) y en donde en sus tres últimos versos (19-21), se nos dice lo siguiente:

Vi entonces a la Bestia y a los reyes de la tierra con sus ejércitos reunidos para entablar combate contra el que iba montado en el caballo (Jesucristo) y contra su ejército. 20 Pero la Bestia fue capturada y con ella el falso profeta, el que había realizado al servicio de la Bestia las señales con que seducía a los que habían aceptado la marca de la Bestia y a los que adoraban su imagen; los dos fueron arrojados vivos al lago del fuego que arde con azufre. 21 Los demás fueron exterminados por la espada que sale de la boca del que monta el caballo y todas las aves se hartaron de sus carnes.” (Acotación nuestra).

Y así termina, la narración de la batalla más importante y decisiva que la humanidad jamás haya peleado en toda la historia de la misma: la batalla de Armagedón…… pero continuemos. Los tres primeros versículos del siguiente capítulo 20, nos relatan a grandes rasgos el aprisionamiento de Satanás, para a continuación y ya una vez restablecida la calma, continuar con la siguiente secuencia registrada en el versículo 4:

Y vi tronos y hubo quienes se sentaron en ellos y se les dio poder para juzgar. Sí, vi las almas de los que fueron ejecutados con hacha por el testimonio que dieron de Jesús y por hablar acerca de Dios y los que no habían adorado ni a la bestia salvaje ni a su imagen y que no habían recibido la marca sobre la frente ni sobre la mano. Y llegaron a vivir y reinaron con el Cristo por mil años.”

Dado que los versículos 5 y 6, solo nos dan características de los que se sientan en esos tronos, nos centraremos en ese verso 4 y pasaje, en donde vemos lo que podría considerarse como la toma de posesión de sus respectivos tronos, de aquellos que han sido considerados “dignos” (Rev. 3:4) del privilegio de gobernar junto a Jesucristo durante el período milenario, ya que después de informarnos la razón de tan alto galardón (fueron ejecutados con hacha “por el testimonio” que dieron de Jesús, entre otra cosas), se nos dice de ellos que “reinaron con el Cristo por mil años”. Luego siendo esto así, en este preciso instante estaríamos situados en el mismísimo momento en que da inicio el reino de mil años de Dios. Sin embargo, hay que notar que en este cuadro, nos falta algo…… pero prosigamos.

Y ahora llegamos, a los siguientes cuatro versículos, del 7 al 10 y causantes de ese misterioso desaguisado, porque ¿qué pintan esos cuatro textos ahí y que de repente, nos trasladan al final de los mil años? Porque de ser eso así y eso es al menos, lo que interpretan la inmensa mayoría de los “entendidos” en la materia, nos encontraríamos con el siguiente despropósito: un libro (la Biblia) que gira en torno a una idea o tema central, como es el reino de Dios y motivo principal de la venida de Jesús a la tierra (Luc. 4:43), al tiempo que marco en donde se tiene que llevar a cabo “la restauración de todas las cosas de que habló Dios por boca de sus santos profetas de tiempo antiguo” (Hech. 3:21)…… no nos dice absolutamente nada de ello. Porque la realidad, es que ese pasaje nos traslada del momento de inicio del reino milenario, al final del mismo y con lo que nos quedamos sin saber, qué es lo que va a ocurrir durante el espacio de tiempo (mil años) más esperado por la humanidad y como hemos dicho, tema central de las Escrituras…… realmente un auténtico e incomprensible despropósito.

Y toda esa patulea de diplomados en teología y “genios” de la interpretación bíblica, que así mismos se erigen como Hijos de Dios y por tanto, supuestamente poseedores del “espíritu de la verdad” del que presumen (Juan 16:13), aceptan dicho planteamiento como correcto y en una clara manifestación de no saber ni por dónde les sopla el aire en este asunto…… y en muchos otros, nos imaginamos. Es más, en un intento de poder cuadrar lo que según ellos tiene que ocurrir después del milenio, pues no olvidemos que ese pasaje trasladaría todo lo que a continuación le sigue, al final del mismo, se inventan las más disparatadas teorías; vean la “sapiencia” de uno de esos “entendidos”, leyendo el siguiente comentario:

Antes del juicio del gran trono blanco sé declara en Apocalipsis 20:11: «huyeron el cielo y la tierra; y ningún lugar se encontró para ellos». Cumplida la carrera de la historia humana, se destruye la antigua creación, como se expresa en Apocalipsis 21:1: «el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más». 2 Pedro 3:10-12 se refiere a este acontecimiento y describe la dramática destrucción con estas palabras: «Los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que hay en ella serán quemadas» (y. 10). En el versículo siguiente declara: «todas estas cosas han de ser deshechas» (v. 11); y en el versículo 12 estos conceptos se combinan cuando dice: «los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán». Debido a la destrucción de la tierra y el cielo actuales, parece que el juicio del gran trono blanco se realiza en el espacio.”

Y ya nos perdonarán ustedes el exceso, queridos lectores ¡pero es que hay que ser animal, para decir semejante salvajada! Sin embargo, esto lo pueden leer tal cual, en la página “http://seminarioabierto.com” y en el estudio 51 “El juicio del Gran Trono Blanco” por Lewis Sperry Chafer y bajo el subtema “La destrucción de los cielos y la tierra”.

Ahora bien y volviendo al camino de lo sensato ¿existe una explicación coherente y lógica del porqué de ese pasaje, que está en un lugar en donde aparentemente no debiera de estar? Obviamente sí, cuando uno lee con atención y procura razonar con lógica y sentido común sobre aquello que ha leído, tanto del pasaje en cuestión…… como de su contexto, pues es ahí donde está la clave del asunto. Porque todo nos indica que nos encontramos ante lo que podríamos considerar, como un paréntesis aclaratorio de algo que se ha producido en la porción del capítulo 19 mencionada y que quizás se nos ha pasado por alto, pero hecho que tendrá su repercusión al término de dicho período de mil años; y es que por medio de ese paréntesis, Jehová nos estaría explicando la razón del porque Satanás no fue destruido en la batalla de Armagedón, al igual que lo fueron la “bestia salvaje” y el “falso profeta”. Y es que de no existir ese paréntesis aclaratorio, sería del todo incomprensible para nosotros, el entender que Jehová destruyera todo el montaje satánico en la citada batalla y no lo hiciera con el verdadero instigador del mismo, eso es, el propio Satanás…… y esta es la razón, por la cual se intercalan esos cuatro versos: para explicarnos el porqué de la actitud de Jehová con ese maligno personaje y que es guardado para un propósito determinado. Averiguada la importante razón de la existencia de esa información, vemos que después de ese controvertido pasaje, de nuevo volvemos a la secuencia lógica del relato, eso es, pasando del verso 6 al 11 y en donde nos situamos en el mismo lugar de donde habíamos partido: al inicio del Milenio.

¿Y qué vemos allí, en ese versículo 11? Pues el detalle que, recordarán ustedes, echábamos en falta en el relato de los versículos del 4 al 6: el trono del que tenía que presidir entre los sentados en los restantes tronos citados en dicho pasaje; pero recordémoslo:

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo y no se halló lugar para ellos.” (Verso 11).

Notemos el hecho, que es de delante de la presencia del personaje en cuestión, que huyen tanto el cielo como la tierra y no de la presencia de los sentados en los restantes tronos y lo cual nos hace pensar, que estamos ante un personaje notabilísimo. Y recordemos, pues es importantísimo para una correcta comprensión de lo que estamos hablando, que aún estamos en el mismísimo inicio del milenio y en la toma de posesión de los distintos miembros que conformarán dicho gobierno, de sus respectivos asientos y que por lo tanto, aún no se había dado inicio a ningún tipo de actividad correspondiente a dicho período de tiempo…… y que ya hemos señalado que dicha actividad tiene que ver, con “la restauración de todas las cosas de las que habló Jehová por boca de sus profetas de tiempo antiguo”. Pero averigüemos quién es el que está sentado en dicho majestuoso trono y de lo que pocas dudas puede haber al respecto, cuando se atiende debidamente la información que las Escrituras nos dan: el excelso personaje en cuestión es Jesucristo y no Jehová, como apuntan algunos; veamos las pruebas de ello, por ejemplo, en Hechos 17:30-31, en donde leemos lo siguiente:

Cierto, Dios ha pasado por alto los tiempos de tal ignorancia; sin embargo, ahora está diciéndole a la humanidad que todos en todas partes se arrepientan. 31 Porque ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada con justicia por un varón a quien ha nombrado y ha proporcionado a todos los hombres una garantía con haberlo resucitado de entre los muertos.”

Bien, leído esto, no nos queda ninguna duda que el varón que recibe tan alta responsabilidad de “juzgar la tierra habitada”, evidentemente es Jesucristo. Circunstancia esta, que ya había apuntado el propio Jesús, en Juan 5:22:

Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha encargado todo el juicio al Hijo.”

Por otra parte, también el apóstol Pablo, tenía eso perfectamente entendido, según sus palabras registradas en 2 Tim. 4:1:

Te requiero delante de Dios y de Cristo Jesús, quien ha de juzgar a los vivos y a los muertos…….”

Luego, puesto que estamos hablando de un trono desde el que se va a impartir juicio, no queda la menor duda de quién tomara asiento en dicho trono: el glorificado Jesucristo. Y dado que Cristo reina por mil años y que al término de los cuales, entrega de vuelta dicho reino a su Padre Celestial (1 Cor.15:24), este pasaje de Rev. 20:11, no puede situarse el final del Milenio sino al principio del mismo…… pues de lo contrario, Jesucristo no tendría tiempo ni de sentarse en ese trono, coloquialmente hablando; pero veamos algunas pruebas de que ello es así y para lo cual, leeremos de nuevo, el texto en cuestión:

Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. De delante de él huyeron la tierra y el cielo y no se halló lugar para ellos.”

Ahora bien, preguntémonos ¿qué es lo que realmente huyó, de delante del trono y del que estaba sentado en él? ¿El cielo y la tierra literales? Evidentemente no, al menos cuando dejamos que la Biblia se explique a sí misma; y para ello, acudiremos a unas palabras registradas en 2 Ped. 3:13:

Pero hay nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa y en estos la justicia habrá de morar.”

Es altamente revelador, que las cuatro únicas veces que aparece esta expresión “nuevos cielos y nueva tierra” en el registro bíblico, su significado siempre es el mismo: el “cielo” representa soberanía o gobierno, mientras la “tierra” representa a súbditos bajo ese gobierno, eso es, hombres que son gobernados por sus superiores. Por ello, tomemos como punto de referencia el pasaje de Isa. 65:17 y en donde aparece por primera vez dicha expresión, cuyo relato sienta el precedente a partir del cual, se debe entender el significado de “nuevos cielos y nueva tierra”:

Porque, ¡miren!, voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón.”

Dado que estas palabras fueron escritas unos 700 años a.E.C. y no hay registro alguno de esa época ni posterior que nos hable de un cataclismo tal, que hubiera cambiado los cielos y tierra físicos, evidentemente Jehová se estaba refiriendo a otra cosa…… ¿pero cuál cosa? Para averiguarlo, leamos ahora los dos versículos siguientes, el 18 y el 19:

Pero alborócense y estén gozosos para siempre en lo que voy a crear. Porque, ¡miren!, voy a crear a Jerusalén una causa para gozo y a su pueblo una causa para alborozo. 19 Y ciertamente estaré gozoso en Jerusalén y me alborozaré en mi pueblo; y ya no se oirá más en ella el sonido de llanto ni el sonido de un lastimero clamor.”

Luego de lo que se nos está hablando aquí, no es de un cambio de elementos físicos literales, sino de un cambio de circunstancias personales, lo cual se llevó a efecto cuando los judíos regresaron a su tierra natal, después de su exilio de 70 años en Babilonia y pasaron a vivir en lo que se podía considerar un nuevo orden o sistema de cosas. Tuvieron un nuevo cuerpo de gobierno siendo Zorobabel, descendiente del rey David, el gobernador y Josué, el sumo sacerdote (Ageo 1:1, 12; 2:21; Zac. 6:11). Estos y sus lógicos colaboradores, constituyeron los “nuevos cielos” prometidos, pero ¿por encima de qué? Pues esos nuevos cielos estaban por encima de una “nueva tierra”, o sea, la nueva sociedad limpia de personas que habían regresado a su antiguo país de procedencia, a fin de reconstruir Jerusalén y su templo para restablecimiento de la adoración pura a Jehová y que estaban en sujeción a esos “nuevos cielos”. Por tanto, verdaderamente hubo unos “nuevos cielos y una nueva tierra” en cumplimiento de la promesa de Jehová, en lo que vivieron los judíos en aquel tiempo y distintos, de los “cielos” anteriores (el idolátrico gobierno babilónico) y de la “tierra” anterior (la pagana y extraña tierra de Babilonia) que por espacio de 70 años (Jer. 25:11), tuvieron que soportar.

Y de eso precisamente se nos habla, con referencia a nuestro futuro más inmediato, en las ya citadas palabras de 2 Ped. 3:13 sobre los “nuevos cielos y una nueva tierra que esperamos según su promesa” y que se corresponden al “nuevo cielo” y la “nueva tierra” de Rev. 21:1:

Y vi un nuevo cielo y una nueva tierra; porque el cielo anterior y la tierra anterior habían pasado y el mar ya no existe.”

Ahora bien ¿y cuáles son entonces, el “cielo” y “tierraanteriores, así como “el mar” que habían pasado? Pues aquellos que huyeron de delante del “gran trono blanco” y que tienen que ver, con el actual sistema de deficiente gobernación de hechura humana (como “cielos”) y esta miserable sociedad de corrupción, maldad, vicio y violencia en la que nos esforzamos por sobrevivir (como “tierra”); y que también se menciona, como el conjunto de las masas turbulentas de la humanidad apartada de Dios (el “mar”) y de las que Pablo ya nos apuntó sus detestables actitudes en 2 Tim. 3:1-5 y que serán barridos ambos, por el establecimiento del reino de Dios en manos de Cristo (Dan. 2:44-45). En su lugar, nos encontraremos (según Rev. 21:1) bajo un “nuevo cielo”, eso es, la nueva gobernación de hechura divina presidida por Cristo con sus colaboradores y en una “nueva tierra”, o lo que es lo mismo, con la nueva sociedad humana sobreviviente de la “gran tribulación” y en consecuencia, respetuosa y obediente a las disposiciones y propósitos de su Creador…… pues de no ser así, no habrían sobrevivido:

De modo que le dije inmediatamente: “Señor mío, tú eres el que sabe”. Y me dijo: “Estos son los que salen de la gran tribulación y han lavado sus ropas largas y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. 15 Por eso están delante del trono de Dios; y le están rindiendo servicio sagrado día y noche en su templo; y El que está sentado en el trono extenderá su tienda sobre ellos.” (Rev. 7:14-15).

En otras palabras: han ejercido fe en Jesús como su Rescatador y gozan así de una buena conciencia por su conducta recta; así que están en condición limpia y aprobada a los ojos de Jehová y del Cordero…… luego una tierra de donde habrá desaparecido el tumultuoso y embravecido “mar” de la humanidad opuesta a Jehová y seguidora de los designios de Satanás (Isa. 57:20). Todo considerado y viendo que el momento del cambio de los “nuevos cielos y la nueva tierra” por aquellos que huyen de delante del “gran trono blanco”, corresponde al momento de la instauración del reino milenario, entendemos que nos encontramos ya dentro de ese período y en el preciso momento de su inicio y no al final de él, como incomprensiblemente afirman algunos al colocar dicho pasaje de Rev. 20:11, al término de los mil años; ¿y ahora qué?…… pues ahora hay que empezar a trabajar, pues notemos lo que ve Juan a continuación de la aparición del “gran trono blanco” y del que en él está sentado:

Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos y fueron juzgados individualmente según sus hechos. 14 Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego. 15 Además, cualquiera a quien no se halló escrito en el libro de la vida fue arrojado al lago de fuego.” (Rev. 20:12-15).

Luego lo que se deduce inevitablemente de este pasaje, es que una vez recién iniciado el período milenario y con todo dispuesto, empieza y de forma progresiva, lo que podríamos considerar como la segunda resurrección y cuyos participantes se irán añadiendo a la “gran muchedumbre” sobreviviente de la pasada “gran tribulación” (Rev. 7:9; 14), con lo que se da inicio a una ingente y titánica labor, que evidentemente requiere de mucho tiempo y que comentaremos más adelante. Pero ahora recordemos que en Hech. 17:31, se nos dice que Jehová “ha fijado un día en que se propone juzgar la tierra habitada”; entonces ¿de qué se nos está hablando aquí? Pues exactamente del milenio o período de tiempo, durante el cual se va a llevar a cabo, la parte más importante y última del Excelso Plan de Jehová para “la restauración de todas las cosas” (Hech. 3:21). Para entender esto, retrocedamos hasta los tiempos de nuestro primer antepasado Adán y veamos la advertencia que el Creador le hizo:

Y también impuso Jehová Dios este mandato al hombre: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. 17 Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás.”

Y aunque todos conocemos la “tontería” que cometió Adán y así nos luce el pelo, lo cierto es que no murió en el mismo día literal en que pecó, ya que de ser así, no hubiera podido dejar descendencia; y aunque solo se conocen por nombre tres de sus hijos (Caín, Abel y Set), el registro bíblico nos habla de lo siguiente:

Y los días de Adán después de engendrar a Set (luego ya hacía mucho tiempo que habían sido expulsados de Edén, a causa del pecado) llegaron a ser ochocientos años. Entretanto, llegó a ser padre de hijos e hijas.” (Gén. 5:4). (Acotación nuestra).

En total y según el registro bíblico, Adán vivió 930 años:

De modo que todos los días de Adán que él vivió ascendieron a novecientos treinta años y murió.” (Gén. 5:5).

Entonces ¿qué ocurrió? ¿Acaso se olvidó Jehová de cumplir su sentencia? No, si tomamos en cuenta la advertencia que en su día, citando del Sal. 90:4, nos hizo el apóstol Pedro:

Sin embargo, no vayan a dejar que este hecho en particular se les escape, amados, que un día es para con Jehová como mil años y mil años como un día.” (2 Ped. 3:8).

Entonces y según esta regla de Jehová, Adán murió dentro del “día” que pecó y ajustándose por tanto dicho suceso, perfectamente a la advertencia divina. Y debería ser mediante esta regla, que deberíamos de entender que el “un día” fijado por Jehová en Hech. 17:31, consta de mil años y que coincide con el reinado milenario de Jesucristo. Ya aceptado esto, consideremos cual va a ser el cometido de ese gobierno del reino de Dios, compuesto de reyes y sacerdotes, con relación a los mencionados sobrevivientes y a las personas que gradualmente, vayan siendo resucitadas…… todos ellos en condición de súbditos de ese reino. Recordemos que según Rev. 20:12, se nos dice lo siguiente:

“.….. y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos.”

Pero uno, que ha oído las barbaridades que se enseñan por ahí, acerca del juicio a los que participan de la segunda resurrección y a partir de la disparatada interpretación de Juan 5:28-29, podría pensar lo siguiente: ¿Se reducirá ese juzgar a decirle a una persona resucitada: “Ud. fulanito, como en su vida anterior, hizo el mal, ¡hala!, al lago de fuego”, o quizás: “Pero como Ud. sotanito, hizo el bien, venga para la vida eterna” y ya rizando el rizo: “Y Ud. menganito, como la cosa se quedó en ni fu ni fa, pues en fin, haremos un poco la vista gorda, que por algo somos buenos y venga, también a la vida eterna”? Y aunque es evidente el tono jocoso empleado y rogamos sepan disculparnos la licencia, también es cierto que sería una buena caricatura de las muchas barbaridades sin fundamento bíblico que se van enseñando acerca de este tema, por esos “genios” diplomados en Teología y enseñanzas afines.

Pero resulta que afortunadamente, la cosa es más seria y razonable que todo eso, siempre a la luz de las escrituras, pues en primer lugar, es muy dudoso el que a una persona resucitada se la pueda someter a juicio, por lo que “hizo” estando en vida y a partir de lo que nos dice la Biblia:

Porque el salario que el pecado paga es muerte……” (Rom. 6:23).

Por lo cual deberíamos concluir, que al morir, uno ha saldado su deuda…… al menos, eso parece deducirse del caso de Adán y al que no le fue exigido nada más, que la vida que tenía en ese momento como pago por su error; pero como nosotros nunca hacemos una afirmación que no podamos probar con su correspondiente apoyo bíblico, lean lo siguiente:

Porque el que ha muerto, ha sido absuelto (“justificado”, “liberado”, “redimido” o “libertado”, según versiones) del pecado.” (Rom. 6:7). (Acotación nuestra).

Y eso no significa, que de lo que se nos absuelve es sencillamente del pecado Adánico (que nos ha venido impuesto) y no de nuestras personales malas acciones mientras estábamos vivos y por las cuales, ser juzgados en algún lugar o momento del futuro. Eso no puede ser así, dado que las tales son el resultado directo de la imperfección heredada como consecuencia del primer pecado, luego consecuencia lógica del mismo. Y que eso es cierto, nos lo prueban las palabras de Pablo y que es un claro alegato en defensa de la veracidad de nuestra afirmación; veamos el pasaje en cuestión:

Pues bien sé yo que nada bueno habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo, 19 puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero. 20 Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí. 21 Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta.” (Rom. 7:18-21).

Luego claramente se deduce de estas palabras, que toda mala acción (de la índole que sea) es clara consecuencia de la imperfección causada por el pecado heredado. Y cierto es que no todos, afortunadamente, vamos por ahí matando gente, extorsionando, secuestrando u otras lindezas por el estilo como hacen algunos; pero también es cierto, que no todos nos hemos formado como personas en iguales circunstancias, ni tenido las mismas oportunidades en la vida. Como decía el genial filósofo y ensayista español, D. José Ortega y Gasset “El hombre es él…… y sus circunstancias” o como lo podríamos traducir, el hombre lejos de crear las circunstancias, es sencillamente víctima de las mismas. Y es que cuando uno ha nacido en una nación en continuo conflicto bélico, por ejemplo, lo más normal para él desde su tierna infancia, es ir con un fusil por ahí matando gente y procurando a la vez no ser matado…… y esa es toda la historia. No es cuestión por tanto, de que uno sea más bueno o más malo, con referencia a otros, sino de las circunstancias en las que cada uno se ha ido formando y que en la inmensa mayoría de los casos, nos han venido impuestas. Y de ninguna manera significa esta reflexión, el que estamos intentando justificar lo injustificable, sino esbozar lo que bien pudiera ser el punto de vista de nuestro Creador, a tenor de Su Predisposición con respecto de su creación humana y siempre a la luz de Sus Palabras:

Vengan, pues y enderecemos los asuntos entre nosotros, dice Jehová. Aunque los pecados de ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve; aunque sean rojos como tela de carmesí, llegarán a ser aun como la lana. 19 Si ustedes muestran buena disposición y de veras escuchan, comerán lo bueno de la tierra. 20 Pero si rehúsan y realmente son rebeldes, por una espada serán comidos; porque la mismísima boca de Jehová lo ha hablado.” (Isa. 1:18-20).

Dicho esto y volviendo al pasaje de Rom. 6:7, razonablemente entendemos que con la muerte uno cancela totalmente su deuda y por eso después de esta, uno no puede ser de nuevo sometido a juicio por los actos cometidos durante su vida y por los que como hemos visto, ya ha pagado. Contrario, por lo tanto, a lo que absurdamente afirman una inmensa mayoría y basándose en una disparatada interpretación de Dan. 12:2 y Juan 5:28-29; por eso se nos dice lo siguiente, en Rev. 20:12:

Y vi a los muertos, los grandes y los pequeños, de pie delante del trono y se abrieron rollos. Pero se abrió otro rollo; es el rollo de la vida. Y los muertos fueron juzgados de acuerdo con las cosas escritas en los rollos según sus hechos.”

Analicemos este pasaje brevemente: en él se nos muestra que se abrirán rollos divinos, o libros con nueva información y que se juzgará a los muertos resucitados de acuerdo con las cosas escritas en esos rollos y según sus hechos, es decir, según su obediencia o desobediencia a esas nuevas instrucciones divinas y siempre a partir de su nueva condición (bien sea como sobreviviente o resucitado), pues ya hemos visto que no pueden ser juzgados por sus hechos en su vida anterior. Y por lo tanto, las personas que irán siendo resucitadas, así como la “grande muchedumbre” que sobrevivirá a la “gran tribulación” ya tan cercana, tendrán que ir ajustando sus conductas a la nueva información que en forma de provisiones espirituales, gradualmente Jehová irá poniendo a disposición de ellos para liberarlos de los nocivos efectos del pecado y con ello, de la muerte subsiguiente; notemos que en Rev. 7:17, se nos dice así:

Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.”

Luego esos manantiales de “aguas de vida”, tendrán que ver con nueva información dadora de vida (los rollos que se abren) y que administrada de forma conveniente por el gobierno del reino de Dios, gradualmente irá sanando a las personas tanto física, como moral y espiritualmente, hasta llevarlas a la perfección…… como pueden ver, realmente una ingente y titánica labor, como hemos señalado con anterioridad. Y todo esto, repetimos, nada tiene que ver con la disparatada idea que algunos tienen de Daniel 12:2 y Juan 5:28-29, en el sentido de una primera resurrección para vida de los justos y al cabo de los mil años, una segunda para condenación o destrucción eterna de los injustos, por sus malos actos cometidos en vida…… eso es sencillamente un disparate y no saber uno de lo que está hablando. No obstante y para una mayor consideración de este tema, pueden dirigirse a uno de nuestros anteriores artículos “El Reino y la esperanza de la resurrección” de 13 de Febrero de 2010.

Ahora bien ¿y cómo acaba ese largo “día” de juicio de mil años? Pues en un rotundo y fantástico éxito del que está sentado en el “gran trono blanco” y de sus ayudantes que se sientan en los otros tronos subordinados, en su comisión de “restauración de todas las cosas” (Hech. 3:21), tal como les fue encomendada por el Supremo y Excelso Soberano sobre todo el Universo, nuestro Dios Jehová. Veamos el resultado: la tierra luce con deslumbrante esplendor, siendo la paz el común denominador entre todo ser vivo que habita sobre ella…… y el hombre, la más espectacular creación de Dios sobre toda la tierra, ha sido llevado a una completa perfección como la que en su día disfrutaron Adán y Eva; luego ya estamos en los últimos instantes de los mil años concedidos para tan espectacular logro. Pero ahora, tiene que acontecer algo que, como de pasada y aviso para navegantes, se nos informó más de mil años atrás, cuando leíamos un maravilloso conjunto de libritos como un todo, llamado La Biblia y en donde en el último de ellos, se nos decía lo siguiente:

Cuando se terminen los mil años, será Satanás soltado de su prisión 8 y saldrá a seducir a las naciones de los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog y a reunirlos para la guerra, numerosos como la arena del mar.” (Rev. 20:7-8).

Cómo hará Satanás para entrampar a gente de todas las naciones, que “numerosos como la arena del mar” le seguirán en ese tiempo, no lo sabemos dado que la Biblia no nos habla de ello. Pero lo que sí sabemos o al menos eso es lo que nos imaginamos, es que los que estarán entre esos rebeldes, serán aquellos que habiendo disfrutado egoístamente de las provisiones que resultarán en beneficios físicos y medio ambientales que progresivamente se irán produciendo durante el transcurso de los mil años, habrán hecho caso omiso de las espirituales y tan necesarias para “estar firmes contra las maquinaciones del Diablo” (Efe. 6:10). Estos y al igual que Adán y Eva en su momento, fracasarán estrepitosamente en cuanto a superar la prueba final a la que será sometida la humanidad y acarreándose con ello destrucción eterna inmediata. Sin embargo, aquellos que valoren sobre todas las demás, dichas provisiones espirituales y hagan el oportuno uso y acopio de ellas, superarán dicha prueba y serán por ello, de nuevo reconocidos como Hijos perfectos de Él y con la perspectiva de continuar viviendo por una eternidad sin nada que les cause disturbio. Es en este momento, cuando en armonía con 1 Cor. 15:24-28, Jesucristo, cabalmente cumplida la misión encomendada, entrega el reino de mil años a su Padre Celestial, cuando ya todo enemigo ha sido subyugado (incluida la muerte), eso es, un mundo perfecto y sin mácula, en definitiva, un paraíso como en los tiempos de Adán y Eva.

Pero claro, estamos hablando de una moneda que tiene dos caras, puesto que hemos visto que hay dos opiniones opuestas acerca de un mismo asunto; y debido a ello, quizás usted querido lector, se pregunte como puede estar seguro de que las cosas son como se las contamos nosotros y no, como se las cuentan esos “genios” de la interpretación bíblica mencionados. Y lo cual nos parece una actitud razonable por su parte y por lo que nos permitimos sugerirle algo: ponga en práctica un método que nosotros siempre usamos, para averiguar si determinada idea o enseñanza es fiable o no; y que consiste en el sencillo proceso de desarrollar la citada enseñanza hasta sus últimas consecuencias…… y ver en que acaba. O sea, pregúntese por un momento, querido amigo que nos lee, lo siguiente: ¿Qué ocurriría, si realmente el “gran trono blanco” de Rev. 20:11, apareciera al término de los mil años del reino de Dios y no al principio de ellos? Pues que si usted sigue nuestro consejo de razonar con lógica y sentido común, acerca de aquello que lee, tendría que aceptar que todo lo que está escrito a continuación de dicho pasaje de Rev. 20:11, inevitablemente también ocurre después del reinado milenario de Cristo y con lo que nos encontraríamos con lo siguiente:

Que cuando “baja” Jehová para extender “su tienda” sobre la humanidad y según leemos en Rev. 21:3-4, se encuentra con que la tierra y después de mil años de gobierno mesiánico, continua siendo un desastre, eso es, un valle de lágrimas, clamor y dolor, además con la muerte aun dando guerra por ahí y que según Pablo, ya Jesucristo había reducido a la nada para cuando devuelve el reino a su Padre; sin embargo y a tenor del planteamiento de esos “genios” de la interpretación bíblica, no parece que Pablo tuviera su mejor momento el día que escribió eso, porque…… vea, vea:

Con eso, oí una voz fuerte desde el trono decir: “¡Mira! La tienda de Dios está con la humanidad y él residirá con ellos y ellos serán sus pueblos. Y Dios mismo estará con ellos. 4 Y limpiará (obviamente tiene que hacerlo Jehová) toda lágrima de sus ojos y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores (supuestamente las que han existido durante el milenio) han pasado.” (Rev. 21:3-4). (Acotaciones nuestras).

Luego y si como dichos “entendidos” nos dicen, los acontecimientos que se relatan en Rev. 21 tienen su cumplimiento después de finalizado el milenio (pues se producen a continuación de la aparición del “gran trono blanco”), resulta que para cuando Jehová toma las riendas del asunto y según nos dice la propia Biblia, se encuentra con un fracaso total del gobierno milenario, porque continúan existiendo en la Tierra y que el propio Jehová tiene que limpiar, lágrimas, clamor, dolor, muerte y lo cual hace tomar al Creador y para remediar tal fracaso, la siguiente decisión:

Y Aquel que estaba sentado en el trono dijo: “¡Mira!, voy a hacer nuevas todas las cosas.” (Rev. 21:5).

O sea que Jehová y después de mil años de gobierno teocrático a cargo de Jesucristo y asociados, viendo cómo está el “percal”, de nuevo tiene que cambiar radicalmente todas las cosas, como hizo mil años atrás al destruir a todos los gobiernos humanos y establecer el suyo propio (como hemos leído) y haciéndolas otra vez nuevas, porque se tiene que suponer que durante ese reinado milenario y visto el resultado, se han hecho mal, tirando a peor…… de lo contrario ¿qué necesidad habría de cambiarlas? Y es que fíjense en cómo Jehová se encontraría el “patio”, según Rev. 21: 8, si el planteamiento que esos señores nos hacen fuera cierto:

Pero en cuanto a los cobardes y los que no tienen fe y los que son repugnantes en su suciedad y asesinos y fornicadores y los que practican espiritismo, e idólatras y todos los mentirosos, su porción será en el lago que arde con fuego y azufre. Esto significa la muerte segunda.”

Entonces, si esto es lo que hay después del reinado milenario de Cristo, una ingente colección de cobardes, repugnantes, asesinos, fornicadores, espiritistas, idólatras, mentirosos…… en fin, lo mejorcito de cada casa y que Jehová se tiene que “cargar”, ello nos lleva por lógica a preguntarnos lo siguiente: ¿Pero qué han hecho entonces, Jesucristo y compañía durante esos mil años? ¿No habíamos quedado y según Pablo, que para cuando Cristo entrega el reino a su Padre Celestial, le entrega un mundo perfecto en todos sus extremos? Y claro, esta última pregunta nos lleva inevitablemente a la siguiente conclusión: o Pablo nos mintió y con él la propia Biblia, o esos señores que enseñan semejante salvajada (la aparición del “gran trono blanco” para después del milenio), no tienen ni puñetera idea de lo que realmente dicen las Escrituras. Y no sabemos, querido amigo, por cuál de las dos opciones se decantará usted, pero nosotros…… lo tenemos clarísimo.

MABEL